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((**Es14.242**) Esta es la obra, que presento a V. S., suplicándole tenga a bien bendecirla y favorecerla de la manera que, en su alta e iluminada sabiduría, juzgare oportuno. Con la mayor veneración y el más profundo respeto filial y sumisión me profeso, De V. S. Roma, 20 de marzo de 1879 Humilde y agradecido hijo JUAN BOSCO, Pbro. Un mes después, dio un paso más decisivo. Elevó al Padre Santo, por medio del Cardenal Protector, una nueva súplica, condensando en ella noticias detalladas de la actividad misionera de sus hijos en América del Sur, y citando una serie de documentos pontificios aptos para explotar el valor de aquellas Misiones, a fin de que la Autoridad suprema se dignara normalizar su posición ante las Congregaciones Romanas. Beatísimo Padre: Las primeras negociaciones para las misiones salesianas en el extranjero se entablaron en 1872, con el Emmo. Barnabó que las alentó. Su Santidad Pío IX, después en 1874,. señalaba las misiones y animaba a ir a la República Argentina para atender a los italianos allí dispersos y hacer otros ensayos entre los indios pamperos y patagones. El mismo caritativo Pío IX suministraba medios materiales para la primera expedición, que se efectuó el 14 de noviembre de 1875. Los diez primeros misioneros salesianos ((**It14.278**)) se presentaron al Padre Santo el primero de noviembre de aquel año, para recibir su bendición y la misión apostólica. El Padre Santo los animó con calurosas palabras y les entregó una carta del cardenal secretario de Estado para el Arzobispo de Buenos Aires, con fecha del mismo día. La Sagrada Congregación de Propaganda Fide les concedió las facultades necesarias, con decreto del 14 de noviembre de 1875. El mismo Sumo Pontífice expresaba su satisfacción alabando y aprobando la nueva misión, con un Breve del 17 del mismo mes y año. Para dar todavía mayor estabilidad a las misiones salesianas, la Congregación de Propaganda, informada del incremento de la mies evangélica y de las vocaciones que, en aquellas tierras, suscitaba el Señor, autorizó la fundación de un noviciado, con decreto del 6 de julio de 1876. El Sumo Pontífice reinante, a quien Dios guarde largos años sano y salvo, se dignaba expedir otro Breve, lleno de paternal afecto, el 18 de septiembre de 1878, con el que aprueba y alienta las misiones salesianas de América. El mismo Sumo Pontífice reinante León XIII, aunque afligido por la penuria económica, informado no obstante de las dificultades que se encontraban para la cuarta expedición por la falta de medios pecuniarios, contribuyó con una generosa limosna y animó a continuar las obras comenzadas, con una carta a propósito el 23 de noviembre de 1878. Constituyó una gran dificultad la incertidumbre de si las misiones de América del Sur corresponden a la Congregación de Propaganda Fide o a la Congregación de (**Es14.242**))
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