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CAPITULO XI
LAS MISIONES Y LA HISTORIA DE UNA
ACUSACION
EN el año, cuya crónica estamos exponiendo, no
hubo ninguna expedición misionera. Mientras los
Salesianos en América veían aproximarse la hora de
las misiones propiamente dichas, don Bosco no se
cansaba de insistir para obtener el reconocimiento
canónico de sus misiones. Las tentativas
realizadas; durante el Pontificado de Pío IX,
habían dado escasos resultados; ahora intentaba
conseguir mucho más. Dio, por consiguiente, un
primer paso, presentando a León XIII la actividad
misionera desarrollada por él en Europa, es decir,
la colaboración que prestaba a la preparación de
apóstoles para las misiones propias y las de
otros; pero dio a su relación la forma de una
súplica, encaminada a recibir ayuda de las dos
máximas Obras de asistencia misionera.
Beatísimo Padre:
Humildemente postrado a los pies de Vuestra
Santidad, expongo con todo respeto cómo, desde
hace muchos años, bajo el nombre de Oratorio de
San Francisco de Sales, abrióse en Turín un
internado o Seminario, donde se cultivan y
preparan obreros evangélicos para las misiones
extranjeras. En efecto, un buen número de nuestros
alumnos se encuentran ahora en China, en
Australia, en Africa, y más de un centenar en
América del Sur.
Este Instituto que, al presente, tiene más de
quinientos alumnos, se ha sostenido hasta ahora
con la caridad de los fieles, y, en casos
excepcionales, con la ayuda del Sumo Pontífice.
((**It14.277**)) La
falta de recursos materiales causa en la
actualidad graves dificultades para seguir el fin
propuesto de suministrar individuos para las
misiones extranjeras y, por ello, me atrevo a
suplicar a V. S. se digne decir una palabra en
favor del Pío Instituto a la dirección de la Obra
Pía de la Propagación de la Fe de Lyón y de la
otra obra Pía de la Santa Infancia, a fin de que
acudan en nuestro auxilio. De esta manera, se
podrá continuar más fácilmente, costeando los
estudios y las vocaciones en ésta y en otras
casas, abiertas con el mismo fin de formar
misioneros para el Extranjero, cuya necesidad se
hace sentir tan grandemente. Son casas auxiliares
del Seminario de Turín el internado de San Vicente
de Paúl en la ciudad de Sampierdarena, el
Patronato de San Pedro en Niza, el de San José,
cerca de Fréjus, el de Saint-Cyr junto a Tolón y,
por fin, el Oratorio de San León en la ciudad de
Marsella. Estos Institutos llevan nombres, que no
expresan los fines que mencionamos, pero todos
pueden imaginar el motivo que aconseja usar tales
denominaciones.
(**Es14.241**))
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