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hagan buenas y santas comuniones con este fin>>.
Y, a su vez, don Juan Cagliero: <>. Su
correspondencia de aquellos días está escrita al
dictado 1.
((**It14.15**)) Pasó el
domingo día 5 y la solemnidad de la Epifanía en
Niza y el día 7 salió para Marsella. Llevóse a don
José Ronchail como secretario y dejó a don Juan
Cagliero en Niza con la orden de dirigir el
Patronato de San Pedro hasta la vuelta del
Director. En el momento de la partida hubo un poco
de hilaridad, al verle con el sombrero y la
golilla a la francesa. A los ojos de sus hijos
parecía extraña su persona con aquel atuendo.
También él reía, diciendo:
-íHoy empieza el carnaval y hay que hacer algo
extraordinario!
Pero la broma escondía un pensamiento mucho más
serio de lo que ellos podían imaginar. Como
entonces, en Francia, se vestía al estilo francés,
así después, en España, se vestirá al estilo
español. La caridad que le movía a ser todo para
todos, para llevar a todos a Jesucristo, le
sugería actitudes y aires exteriores aptos a
despegar de las mentes dañosos prejuicios, como
por ejemplo, que fuera de las fronteras italianas,
pretendiese marcar sus obras con un nacionalismo
propio con el riesgo de despertar la
susceptibilidad de los pueblos que lo recibían y
de dar ocasión a dudas odiosas sobre la sinceridad
de su celo.
Tomaron el tren para Fréjus, donde fueron
recibidos muy cortésmente por el Obispo, monseñor
Terris; aquella misma tarde siguieron hacia
Marsella. Aquí recibieron el primer saludo del
helado viento mistral, que sopla de norte a
poniente, el cual se acentuó durante un par de
días, de modo que, en ciertos momentos parecía
querer derribar la casa. íNo era ciertamente el
tiempo más a propósito para la delicada salud de
don Bosco!
Pero el frío no estaba solamente en la
atmósfera. Durante los primeros días, casi nadie
pensaba en don Bosco. Llegado a Marsella, casi de
incógnito, únicamente en el oratorio recibió
festivos agasajos. Incluso el párroco de San José
se mostraba tan indiferente que no parecía el de
otras veces. En las visitas, además, don Bosco no
encontraba más que una fría cortesía. En una
ocasión le sucedió algo peor. Fue a
1 Cartas a don Miguel Rúa de don José Bologna
(Marsella, 8 de enero), de don José Ronchail
(ibídem 9) de don Juan Cagliero (Niza, 11
).(**Es14.22**))
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