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un trienio de tolerancia, para formarse los
profesores o tomar otras medidas oportunas con que
asegurar el porvenir de sus muchachos. El segundo
artículo trataba de mantener que no podía el
Delegado demostrar que los profesores consignados
en la lista, en lugar de cumplir su obligación, se
hicieran substituir por jóvenes clérigos o jóvenes
sacerdotes, como él había afirmado en su informe
al Consejo Escolástico. Hemos de confesar que aquí
el razonamiento resulta capcioso; bastaba
responder a este punto con un provisum in primo
(una medida provisional en un primer momento).
Allí estaba el argumento decisivo y aquí solamente
el tendón de Aquiles, que, en efecto, ofreció al
Delegado óptima ocasión para una réplica 1. Don
José Bertello contraatacó, desentrañando
precisamente el argumento de los argumentos, sobre
el cual, por el contrario, el Delegado había
pasado a vuelo de pájaro sin escrúpulos, diciendo
que aquel primer artículo no contenía nada digno
de nota 2.
Un periódico humorístico, bromeaba sobre <> y, con algunas necedades,
establecía un paralelo entre Margotti y don Bosco,
que nos abre un portillo para columbrar los
pensamientos secretos que debieron originar esta
guerra 3. Decía el articulista: <((**It14.185**)) daño a
Italia don Bosco (salvando siempre desde luego la
buena fe) que cien Margotti. Margotti, al menos,
es conocido. Lleva la bandera desplegada. Tiene
franqueza, es hombre de carácter. No teme ni al
diablo. Dice sin rodeos y a voz en grito:
-Queremos al Papa-Rey, fuera de Roma los ladrones,
los excomulgados, y desea que venga otro Sixto V,
que dé polenta y horca (ípan y toros!) en
abundancia a los romanos. En cambio don Bosco,
paréceme haberlo dicho ya en otra ocasión, es como
el agua muerta, que socava sordamente la orilla. A
hurtadillas enseña su honrado catecismo, insinúa,
a la chita callando, ideas sobre el Papa-Rey (pero
sin nombrarlo directamente); y hace un año que
prepara soldaditos para
1 Ibídem, 31 de julio. Antes de su réplica, don
José Bertello había enviado al diario un tercer
artículo para defender a don Bosco contra
acusaciones personales que le había lanzado el
Delegado en su carta a Margotti; lo reproducimos
en el Apéndice (Doc. núm. 25).
2 Véase: Apéndice, Doc. núm. 26.
3 Fischietto, 26 de julio de 1879. La muy
anticlerical de entonces Gazzetta del Popolo, con
su diaria firma <>, defendía
abiertamente al Delegado. Para causar miedo, un
artículo de este diario (31 de julio) terminaba
así: <>. El golpe iba contra los
profesores Perosino y Allievo. También la
liberalísima Gazzetta Piemontese tomó la defensa
del Delegado, sosteniendo la ilegalidad de las
escuelas de don Bosco (3 de agosto).
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