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((**Es14.154**) (y perdóname si te hablo como buen amigo, con el corazón en la mano y sin reticencias), creo que el amor, que tienes por tu institución, te ciega un tantico los ojos y no te deja ver el mal, que en ello se encuentra: como un buen padre de familia a quien el afecto a la misma, acaso un poco excesivo, no deja en realidad temer por los defectos de los hijos>>. Todo lo que sigue después está encuadrado en no querer o no saber distinguir entre colegio privado y escuela paterna; todo el mal deplorado en el preámbulo se reduce a la enseñanza impartida por maestros sin título. La esencia del prolijo razonamiento está condensada en el apéndice después de la firma, mezclada con lágrimas de cocodrilo: <>tú podrás acaso recriminárselo? Don Bosco es suficientemente honrado sin duda para no condenar el proceder de su antiguo amigo, y, si piensa en ello un poco, debe confesar que no ha hecho ni más ni menos que su deber y que él querrá ponerse en regla para no recibir ((**It14.173**)) en adelante observaciones de ninguna clase, y así no comprometer a los demás. Cierto es que tu colegio está bien gobernado en cuanto a moralidad, como tú dices; pero >>basta esto? No, no, y siempre no. Conviene que la enseñanza sea normal y conforme a la ley, que nadie debe eludir, ni sobreponerse a ella, ni obrar en contra y entonces todo marchará bien. >>Te parece bien así? Querido amigo, créeme que yo también te soy sincero; ciertos consejeros te aconsejan, pero con fines no siempre justos y honrados>>. Esta insinuación apuntaba especialmente al teólogo Margotti y al profesor Allievo. En lo demás se descubre desgraciadamente lo que puede suceder a la mentalidad, aun de un buen sacerdote, cuando se la deja contaminar por la <> 1, o más prosaicamente por el mal del funcionario. El teóloro Rho remachó los mismos conceptos en una dura carta a Margotti 2. Este no creyó oportuno contestarle, pero pasó el escrito a su <>, diciéndole que quizá haría algo útil a la causa y desde luego grata a él, si contestaba <> al hermano del Delegado. Don Bosco siguió el consejo. 1 JOSE GIUSTI en Gingillino. 2 Pecetto Torinese, 17 de julio de 1879. (**Es14.154**))
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