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cual el Beato, al día siguiente de la inauguración
en Valsálice, escribió al Rey Humerto I,
suplicando a Su Majestad tomara bajo su patrocinio
a los muchachos del Oratorio.
Augusta y Real Majestad:
Un Instituto favorecido muchas veces y puede
decirse que fundado por vuestros Mayores,
generosamente socorrido por la caridad de V. M.,
se encomienda hoy, con las más humildes
encarecidas palabras, a Su clemencia soberana.
Hablo del Oratorio de San Francisco de Sales, cuya
finalidad es la de recoger a los más pobres y
abandonados hijos del pueblo
Un decreto ministerial, ((**It14.169**))
comunicado el día 23 del pasado junio, ordenaba el
cierre de las escuelas, que llevan treinta y cinco
años funcionando en el mismo lugar. Esto me
obligaría a dejar en el más triste abandono a unos
trescientos jovencitos, que, con unos pocos años
más de educación, podrían ser restituidos a la
sociedad capacitados para ganarse honradamente el
pan.
Mi corazón se resiste a hacerlo; sólo Vuestra
Majestad puede prestarnos ayuda y salvar de la
ruina a estos pobrecitos.
Le suplico, por tanto, haga leer las adjuntas
aclaraciones, en las que expongo fielmente el
estado de la cuestión. Yo no quiero reprochar, ni
siquiera desaprobar la autoridad, sólo pido que V.
M., si no le parece bien anular el mencionado
decreto, interceda al menos para suspender sus
efectos, hasta que de alguna manera se tomen las
oportunas medidas para asegurar el porvenir de
estos pobres muchachos. Todos ellos tienden sus
temblorosas manos al paterno corazón de V. M.
invocando vuestra clemencia soberana.
Todos a una pedimos a Dios se digne conservar a
V. S. R. M.
Turín, 6 de julio de 1879
Su humilde súbdito
JUAN BOSCO, Pbro.
Como el tiempo apremiaba, el día 8 telegrafió
al conde Visone, jefe de la Casa Real: <>. El
mismo día envió el Conde desde Roma este telegrama
al caballero Crodara Visconti, Director de la Casa
Real de Turín: <>. Y don Bosco contestó inmediatamente con
un telegrama al conde Visone: <>.
Por ese conjunto de circunstancias, pareció
prorrogada la dispersión de los alumnos
estudiantes hasta tiempo indefinido, que, sin
embargo, no tenían clase, sino que iban de paseo
al campo a lugares
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