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Como don Bosco debía ausentarse de Turín,
encargó a don Miguel Rúa que fuera con don
Celestino Durando a visitar al Gobernador para oír
de sus labios cuáles eran sus intenciones, con
respecto al Decreto de cierre. íDe mal en peor!
Por la conversación supieron que los muchachos
tenían que salir del Oratorio, y, como su resuelta
actitud no admitía réplica, le rogaron tuviera a
bien conceder una prórroga para terminar los
exámenes, que era imposible acabar en el breve
lapso de tiempo entre la intimación del Decreto y
la fecha de despedida, y para poder colocar a los
muchachos huérfanos de padre y madre. En cuanto a
esto, pareció dispuesto a condescender, de modo
que se consideró se podía seguir adelante unos
días después del 30 de junio, sin temor a
molestias 1.
Pero fue una ilusión que se disipó muy pronto.
El día mismo de aquella visita el Gobernador
contestó a la carta de don Bosco, diciéndole que
de ningún modo podía suspender la ejecución del
decreto ministerial; por consiguiente, si el día
30 del mes no se cumplía la orden de cerrar el
centro, ((**It14.162**))
amenazaba con acudir a los medios que le
suministraba la ley para que fuera respetada la
autoridad del Gobierno, de quien procedía el
Decreto. <>. Pero don Bosco, con buen derecho,
no había contado dos días festivos, el 24 fiesta
de san Juan y el 29 domingo, y los dos días de la
comunicación y del cierre. Tranquilo, sereno y
afable le contestó:
Ilmo. Señor Gobernador:
Habiendo, por graves y legales motivos,
interpuesto recurso a la Autoridad Superior, creía
que sería prorrogada la ejecución del decreto de
cierre de las escuelas de nuestros pobres
muchachos, hasta que la competente autoridad se
pronunciase. Mas, por la nota recibida ayer,
advierto que V. S. quiere urgentemente la
ejecución del decreto dentro del día de hoy, 30 de
junio.
A esta intimación debo someterme sin reserva.
Por lo tanto, le participo que hoy mismo queda
suspendida la enseñanza del bachillerato en este
Centro; me industriaré para dedicar a los alumnos
a algún oficio compatible con su edad y condición;
los que todavía tienen padres serán entregados, a
ser posible, a los mismos.
Por último, algunos alumnos del quinto curso,
como deben presentarse a los exámenes de reválida
para el diploma, tendrán que seguir en el
Oratorio, hasta la fecha de los exámenes
oficiales.
Tengo el honor de profesarme
Turín, 30 de junio de 1879
Su atto y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
1 Carta de don Miguel Rúa a don Bosco, Turín,
28 de junio de 1879.
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