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sin título alguno, si no queremos calificar de
título equivalente la aprobación del señor
Delegado.
No obstante, queriendo no sólo someterme, sino
también respetar la autoridad escolástica, pido, a
título de favor, se me conceda un tiempo para que
yo pueda cumplir, no sólo lo que prescriben la
leyes, sino cuanto deseaba el mismo señor Delegado
añadiendo estas palabras: etc. etc.
Suplico, por lo tanto a V. S. Ilma, como padre
de los pobres hijos del pueblo, tenga a bien
interponer sus buenos oficios, ante el Consejo
Escolar de la Provincia de Turín, y, si fuere
menester, ante el Ministro de Instrucción Pública,
para que se conceda el tiempo implorado no a mí,
sino a los muchachos a quienes amparo.
Espero obtener el favor que imploro, pero, si
no pudiese conseguirlo, me sometería, con tal de
no perjudicar el porvenir de mis pobres muchachos
y echarlos a la calle, al grave sacrificio de
modificar la administración de la casa a fin de
que cada profesor pueda encontrarse en su clase de
acuerdo con el horario, que se quiera establecer.
Tengo el honor de poderme profesar
De V. S. Ilma.
Turín, 18 de mayo de 1879
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
Don Bosco pretendía hacer retirar el decreto;
por eso escribió y envió copia de esta exposición
a personas influyentes de Turín y de Roma, como al
comendador Barberis, al presidente de ministros
Depretis, al ministro de la guerra, general De la
Roche, amigo de don Francisco Dalmazzo y a otros
personajes. Dijo él mismo en el Capítulo el 8 de
junio:
-Sepa, al menos, el ministro Coppino, que
tenemos importantes defensores y que, pese a su
perfidia, el Señor dispone que aún podamos
humanamente resistir. Escribirle a él no me
conviene, pues ya le hablé y escribí varias veces
en los años pasados; siempre me prometió el oro y
el moro de palabra; pero, a la hora de la verdad,
hacía lo posible por engañarme con mil enredos.
Convencido de que no había nada inminente que
temer, creyó oportuno ir a hablar con Nicomedes
Bianchi, que tanta ((**It14.155**))
influencia tenía en el Consejo Escolar Municipal
de Turín. Hacía mucho tiempo que se conocían. En
la reunión capitular mencionada, en la que expuso
a los Superiores el estado de la cuestión, refirió
don Bosco el diálogo, tenido con él y que
encontramos referido en las actas. Dicho Bianchi,
apenas le vio y sin dejarle abrir la boca, comenzó
sin preámbulos:
-íDon Bosco, usted viene para hablarme de aquel
decreto!
-Precisamente.
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