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suscribe acusa recibo del importe de los boletos
de la rifa que V. S. B.
tuvo la bondad de aceptar y, juntamente con los
muchachos favorecidos, pide para usted al celeste
Remunerador toda clase de bendiciones>>. Pero,
cuando todo quedó concluido, don Bosco consideró
que era su deber enviar una carta de
agradecimiento a todos los que le habían ayudado
en la empresa.
Beneméritos Cooperadores y Cooperadoras:
Como ya se os anunció, la rifa que, desde
comienzos del corriente año, recomendaba a vuestra
caridad, ha terminado felizmente.
Por lo cual entiendo que es mi deber
agradeceros la ayuda que me habéis prestado para
su éxito, ya enviando regalos, ya aceptando y
vendiendo boletos, y con la presente os doy las
gracias de todo corazón.
Era, desde luego, imposible que todos los que
tomaron parte fueran favorecidos por la suerte;
pero, el que no ganó ningún premio debe ((**It14.147**))
consolarse, pensando que ha concurrido con su
limosna a una obra buena; debe consolarse sobre
todo con la esperanza de recibir de Dios el
céntuplo en esta vida y un premio eterno en la
otra.
Por mi parte, os aseguro la ayuda de mis pobres
oraciones y de las de todas las personas que viven
en nuestras casas; sobre todo rezarán por vosotros
muchísimos pobres muchachos, a los que Dios
proporciona, por vuestra mediación, alimento y
vestido, mientras nosotros nos dedicamos a darles
la instrucción y la educación, que ha de hacerlos.
buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Mientras tanto, tengo el gusto de notificaros
que el 19 del corriente mes, día consagrado a la
Purísima Virgen María, habrá una función religiosa
en la iglesia de María Auxiliadora de Turín, para
implorar las bendiciones del Cielo sobre vosotros,
vuestras familias y vuestros intereses
espirituales y temporales. Se celebrará una misa,
a la que asistirán todos nuestros muchachos
estudiantes y aprendices, habrá una Comunión
general y se harán oraciones especiales.
Por último, con la esperanza de que vuestro
eficaz apoyo para sostener nuestras obras
benéficas en favor de la pobre juventud abandonada
no me faltará en el porvenir, aprovecho esta
propicia ocasión para profesarme con alta estima y
profunda gratitud.
Vuestro seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Entre la segunda quincena de septiembre y la
primera de octubre, don Bosco visitó las casas de
Liguria, probablemente con ocasión de los
ejercicios espirituales que se hacían en
Sampierdarena; pero nada sabríamos de aquel viaje,
si no fuera por la alusión que se encuentra en
esta hermosa carta de pésame al conde Eugenio De
Maistre, con motivo de la muerte de su esposa.
Queridísimo señor Conde Eugenio:
íNo sé cómo empezar esta carta! A la vuelta de
la visita a las casas de Liguria, me dan la
tristísima noticia de que la señora Condesa, su
esposa, ya no está entre nosotros.
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