((**Es14.132**)
Oratorio de Turín. Sin embargo, en el mes de
octubre, quizá como consecuencia de la circular
destinada a Francia, el Conde envió a don Bosco
quinientos francos, manifestándole lo mucho que
deseaba ayudar sus obras benéficas y que, aunque
no había podido aceptar los boletos de la rifa,
quería con todo demostrarle el aprecio y
veneración que por él sentía encomendándose al
mismo tiempo encarecidamente a sus oraciones 1.
Repartió, además, don Bosco cuantos boletos pudo
entre Cardenales y Obispos. Las muchas cartas de
respuesta son otros tantos documentos de la
caridad, que animaba el Episcopado italiano, el
cual se encontraba, debido a la revolución, en
grandes apuros económicos; y son, al mismo tiempo,
una prueba patente del aprecio que los sagrados
Pastores tenían a don Bosco; se conservan otras
dos de los Obispos de Angulema y de Grenoble. El
gran Maestre de la Orden Mauriciana había
adquirido cinco decenas de billetes 2.
Para conseguir más medios, con los que sostener
las casas de Francia, don Bosco había incluso
pensado publicar en el Figaro de París noticias de
su Obra, para hacer saber por este camino a
personas benéficas y dispuestas a socorrer a quien
trabaja en favor de la juventud pobre, pero
carentes de buena información, a dónde podían
extender su generosidad. El conde Cays fue
encargado de solucionar el asunto.((**It14.146**)) Este
interesó de ello al abate Paulin, a quien había
conocido en Auteuil, donde era ayudante mayor del
abate Roussel. El redactor jefe del diario aceptó
favorablemente la propuesta de publicar algún
artículo; pero, pidió que le suministrasen más
informes sobre el tema. Una vez que los recibió,
contestó el director que la obligación de
limitarse a favorecer instituciones francesas,
para no abusar de la caridad y generosidad de los
lectores, ponía al diario en la imposibilidad de
recomendar otras 3. Diremos aquí, anticipándonos a
los acontecimientos, que, cuando los Salesianos
llegaron a Menilmontant, hubo un redactor del
Figaro, que habló a don Carlos Bellamy para abrir
una colecta, cuyo cincuenta por ciento fuera para
el diario, pero don Carlos Bellamy no aceptó,
diciendo que don Bosco no acostumbraba utilizar
aquella forma para implorar la caridad del
público.
El sorteo de la rifa se hizo el 30 de agosto.
Al que había adquirido boletos se le había
respondido individualmente con un impreso firmado
por don Bosco y que decía: <(**Es14.132**))
<Anterior: 14. 131><Siguiente: 14. 133>