Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es14.121**) de un trozo de la vida de San Francisco de Sales, se leyeron dos capítulos de la santa de Chantal, es decir: el trágico fin del esposo y la heroica paciencia de la viuda, dedicada todo el resto de sus días al servicio de Dios y las obras de caridad. También habló don Bosco. Empezó contando cómo él, en un principio, al establecer la Asociación de los Cooperadores, tenía pensado que participaran en ella sólo hombres; pero que Pío IX, por su propia iniciativa, quiso extender los celestiales favores también a las mujeres, añadiendo, de su puño y letra, en el decreto de concesión las palabras; <>. A continuación notificó lo que, merced a la ayuda de las Cooperadoras, hacían las Hermanas bajo la alta dirección de los Salesianos, en favor de las niñas, extendiéndose incluso a menudos detalles. Recordó, en fin, brevemente los grandes peligros a que están expuestas las jovencitas pobres en nuestros pueblos y especialmente en América, las exhortó a socorrer a los Salesianos y a las Hermanas para extender cada vez más en favor de ellas los beneficios de la instrucción y educación cristiana. >>Pero con qué medios podrían prestar las Cooperadoras su cooperación? He aquí algunos, dijo don Bosco. Ante todo, ingeniaos por infundir con buenas maneras el amor a la virtud y el horror al vicio en el corazón de los niños y de las niñas de vuestras familias, vuestros vecinos, parientes, conocidos y amigos. Si, por acaso, os enteráis de que una jovencita inexperta corre peligro de perder su honestidad, sed solícitas en alejarla de él y arrancarla a tiempo de las garras de los lobos rapaces. Cuando os encontráis y sabéis que una familia tiene hijos o hijas para darles educación o buscarles un puesto de trabajo, abrid bien los ojos y actuad, sugerid, aconsejad, exhortad para que sean colocados en colegios, institutos, ((**It14.133**)) tiendas, talleres, donde junto con la ciencia y las artes se enseñe bien el temor de Dios y florezcan las buenas costumbres. Haced que entren en vuestras casas libros y folletos católicos y, después de leerlos en familia, hacedlos correr por cuantas manos podáis, regalandolos como premio a los chicos y chicas mas asiduos al Catecismo. Pero, sobre todo, si os enteráis de que una jovencita no se puede salvar de los peligros más que colocándola en alguna residencia, daos prisa por salvar esa alma. Pero los que más os recomiendo son los muchachos de buena índole, amantes de las prácticas de piedad y que ofrecen alguna esperanza de ser llamados al estado eclesiástico. Sí, distinguidas señoras, tomad muy en cuenta estas esperanzas de la Iglesia. Haced lo posible y, diría, lo imposible, por cultivar esos tiernos corazones y hacer que germine en ellos la preciosa semilla de la vocación; encaminadlos a donde puedan hacer sus estudios, y, si son pobres, ayudadlos también con los medios que la Providencia ha colocado en vuestras manos y que vuestra piedad y el amor a las almas os sugieran. Dichosas vosotras, si lograrais dar un sacerdote a la Iglesia en estos tiempos, en los que tanto escasean los sagrados ministros qúe, en algunos pueblos de nuestra misma Italia ya no se celebra Misa en los días festivos, ni se hacen las demas funciones religiosas por falta de sacerdotes. Dios, los ángeles, la religión, las almas os (**Es14.121**))
<
Anterior: 14. 120><Siguiente: 14. 122>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com