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La casa de Auteuil presenta demasiadas
dificultades para nosotros; por tanto, siguiendo
su consejo, me desentiendo definitivamente. Me
hacen otras proposiciones desde París, mas ahora
no me comprometo a nada. La Navarre y Saint-Cyr
son en este momento objeto de organización. Sin
embargo, para ir a Saint-Cyr, no tenemos todavía
documento alguno en nuestras manos; esto sería
necesario para entrar en posesión. Con todo, la
próxima semana irán allá algunos de nuestros
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sacerdotes para ponerse en condiciones de examinar
y comenzar lo más urgente.
Si tuviere ocasión de hablar con los señores de
la Sociedad Beaujour, haga el favor de decirles
que el sábado haremos oraciones especiales ante el
altar de María Auxiliadora para que el Señor les
conserve a todos ellos y sus familias en buena
salud. Le envío los saludos de todos los
salesianos, pido a Dios que le conserve bien y
usted encomiéndeme al Señor, mientras con el mayor
gusto puedo profesarme con verdadera estimación y
afecto
Turín, 20 de mayo de 1879
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Para la primera de las dos conferencias, que
mencionamos hace poco, se reunieron los
Cooperadores Salesianos; no acudieron muchos, por
cierto; unos cuarenta entre todos, a causa del mal
tiempo. El discurso de don Bosco se desarrolló
sobre un esquema, en substancia el mismo de
siempre, a saber, las nuevas fundaciones del año
en Italia, en Francia y en América, la parte que
en ellas habían tenido los Cooperadores y la
invitación a seguir cooperando. Recomendó
especialmente el colegio y la iglesia de San Juan
Evangelista, cuyo benéfico fin explicó.
El día de la Ascensión hubo la abjuración de un
valdense. El jovencito Coucourda había sido
internado por sus padres católicos en un instituto
valdense junto a Ventimiglia. Era un chico de
entendimiento despejado, que adelantaba en los
estudios muy rápidamente y bebía, a la par de la
cultura profana el veneno de la herejía, hasta el
punto de que los ministros protestantes esperaban
de él grandes cosas. Pero él, llevado por su
innata reflexión, comenzó, con el correr de los
años, a tener grandes dudas, nacidas y alimentadas
con tantas invectivas e injurias, como
habitualmente se oían allí contra la Iglesia
católica y contra la Madre de Dios. Un día,
encontrándose de charla con el director, su esposa
y algunos profesores y compañeros, salió la
conversación sobre la virginidad de Nuestra
Señora. Dejó que hablaran un rato; pero finalmente
observó:
-Vosotros sostenéis que María no fue virgen;
entonces >>por qué en el símbolo de los Apóstoles
nos hacéis decir que Jesucristo nació de María
Virgen?
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