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CAPITULO VI
DON BOSCO EN EL CENTRO DE SU
REINO
SI el reino de la caridad fue el reino de don
Bosco, el Oratorio de Valdocco era su palacio
real. Aquí, en efecto, fijó él su morada como
lugar de predilección; aquí gobernó por muchos
años personalmente la casa; desde aquí irradiaba
su acción bienhechora, extendiendo cada vez más
los horizontes de su apostolado en el mundo. Pero
este dilatarse de su actividad trajo en
consecuencia la necesidad de retirarse poco a poco
de la dirección interna, constituyendo
sucesivamente cargos y empleos responsables para
el despacho de los asuntos domésticos y hemos
llegado precisamente al momento en que el Oratorio
recibe su autonomía administrativa bajo la alta
dirección de don Bosco.
La comisión, de la que hemos hablado en el
capítulo anterior, no trabajó en vano; sus
conclusiones más importantes fueron aprobadas,
aceptadas y aplicadas. Eran las siguientes: que
hubiese un solo administrador al frente del
movimiento económico, profesional y comercial de
la Casa Madre, y que este administrador fuese el
prefecto del Oratorio; a él, por tanto,
correspondía la vigilancia directa y la inspección
de la tipografía, la librería y los talleres; el
Ecónomo general no tenía, pues, que ver nada con
todo aquello, sino en cuanto que el Oratorio era
una casa como todas las demás; el Director estaría
investido de los poderes ordinarios, que tenían
todos los directores; era conveniente que pusiera
al corriente ((**It14.120**)) a don
Bosco de muchas cosas, pues el Siervo de Dios
deseaba que se procediera en todo de acuerdo con
él, pero que el Director estuviera libre de
intromisiones de los miembros del Capítulo
Superior: él decidiría en todos los asuntos
principales de la casa, a él correspondería de una
manera muy particular la admisión de los alumnos.
El viceprefecto para los externos, que tenía el
despacho junto a la portería, sería como su
secretario y ayudante, y no haría nada sin él; su
cometido consistiría en informar sobre el Oratorio
a todos los que iban para eso, hacer las primeras
diligencias para la aceptación de los muchachos,
examinar documentos y requisitos; pero
reservándose siempre hablar de ellos con el
Director;
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