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siempre con veneración, y, si llegáramos a
cerciorarnos de que nuestra obra no resultaba
agradable a Dios, la abandonaríamos
inmediatamente. Ciertamente no mantenemos en
aquella casa a las Hijas de María Auxiliadora y
enviamos cada sábado un sacerdote desde Turín ad
destructionen, sino ad aedificationem.
Aprovecho con gusto esta propicia ocasión para
profesarme con todo aprecio y profunda veneración
De V. E. Rvma.
Su atto. y s. s.
MIGUEL RUA, Pbro.
d) Del can. Sona a don Juan
Bonetti
Muy apreciado y Rvdo. Señor:
Habiendo oído las noticias referentes al
presente contratiempo del Oratorio y la Casa
Salesiana establecida en Chieri, y temiendo que en
esta misma semana, puedan ser muy graves y
funestas, esperando por otra parte, con la ayuda
divina y protección de María Santísima Auxiliadora
y de San José, que todo se deshaga, he creído
necesario declararle por escrito mi pensamiento,
rogándole acepte y refiera todo al reverendísimo
Superior.
En cuanto a lo que V. S. escribió y trató
verbalmente en los últimos días, hasta ayer, y por
lo que dispuso, esto es, enviar ((**It13.993**)) a la
iglesia parroquial a las muchachas más pequeñas,
no me corresponde a mí juzgarlo, ni señalar las
consecuencias que pudiera haber. Solamente
recomiendo a V. S. M. R. que recuerde y guarde
memoria exacta de todo lo escrito, hablado y dicho
o presentado por el canónigo Párroco y el canónigo
Arcipreste. Vicario foráneo, como también por el
Vicario general y el reverendísimo Arzobispo. En
fin, de todo lo que se trató y dispuso y se hizo
en esta ocasión, lo mismo que con ocasión de la
bendición del Oratorio, y de la licencia pedida a
la reverendísima Curia para las sagradas
funciones. Porque yo estoy moralmente seguro de
que todo deberá tratarse, o ante el señor
Arzobispo, o en la Curia arzobispal por parte del
mismo párroco, o bien por parte del Arcipreste,
vicario foráneo Lione, haciéndose relaciones
probablemente inexactas y exageradas con ánimo
decidido de cerrar el Oratorio, o impedir de otro
modo las muy devotas y necesarias funciones y
prácticas cristianas, y todo ello en los pocos
días de esta semana.
Encarecidamente, por tanto, me encomiendo a su
caridad y prudencia, y mucho más todavía a la
caridad y prudencia y magnanimidad y fortaleza del
reverendísimo don Bosco, para que no se
desaliente, ni quite este gran beneficio del
Oratorio y casa salesiana de Chieri, en razón de
estas contrariedades.
Sí, ciertamente es el demonio quien suscita
estas contrariedades, como ya suscitó tantas otras
en los años pasados en Chieri, siempre que se
trataba de hacer el bien a las almas. Por tanto,
ruego ardorosamente a V. S. y por su medio al
Rvmo. Superior, que lo pondere todo, y apoyándose
en la ayuda de Dios y en las facultades y
licencias recibidas de la Autoridad Suprema de la
Santa Sede, no se deje prevalecer al demonio
impidiendo el gran bien del Oratorio salesiano en
Chieri. No me corresponde a mí sugerir la manera,
pero creo que es necesario no discutir nada sobre
el particular, ni tratar este asunto con el
párroco Oddenino, ni con el Vicario Foráneo,
Arcipreste Lione.
En cuanto al señor Arzobispo, creo que, si
estuviere bien informado por quien supiera
hacerlo, no pondría dificultad ni decreto alguno
contra el Oratorio, pues
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