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del día 26; por consiguiente, nuestro verdadero
trabajo se hará en los días 27, 28 y 29.
3.° El lunes por la mañana recibirás carta
precisa.
4.° Si viene don Celestino Durando va a quedar
demasiado vacío el gabinete capitular. Habla con
él y obrad en consecuencia.
5.° La audiencia del sábado no pudo ser mejor;
hablé por todos, y hablaremos de todo.
(Sin firma y sin fecha).
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Carta de monseñor Folicaldi a don
Bosco
Reverendísimo Señor:
Le estoy muy agradecido por el regalo que se ha
dignado hacerme con el bonito libro que acaba de
publicar: La más bella flor del Colegio
Apostólico, es decir, la elección de León XIII, en
el cual ha hecho también mención de mi pobre
persona. Le estoy también muy agradecido por el
diploma de Cooperador Salesiano que he recibido, y
aceptado, con mucho gusto, desde el día dedicado a
san José, y por los Boletines Salesianos que
mensualmente recibo, en los que admiro las obras
realmente grandes que el Señor se digna realizar
por medio de esta su naciente Congregación.
Procuraré, por cuanto puedo, corresponder a su
gran cortesía, también para lucrar las abundantes
indulgencias concedidas a dichos cooperadores.
También desearía poder enviar abundantes limosnas
para ayudar a tan hermosas obras, pero esto me
será un poco difícil, puesto que llevo también
entre manos una obra de gran gloria de Dios, que
es la continuación del rescate de los pobres
moritos y moritas, esclavos en Egipto, que comenzó
el célebre padre Olivieri. Legalmente la
esclavitud está abolida en Egipto, pero, de hecho,
existe mucho más que en el pasado; pues la
abolición de la esclavitud, en vez de mejorar la
condición de estos pobres infelices, la ha
agravado, puesto que, antes, la venta se hacía en
mercados públicos, donde al menos gozaban del
beneficio del aire; pero ahora que se hace a
escondidas, se amontonan los pobres esclavitos en
sucios almacenes, donde aguardan comprador. En El
Cairo hay un convento de Terciarias Franciscanas
que recogen limosnas por toda Europa, y cuando
tienen dinero suficiente, compran a estas pobres
criaturas, las instruyen y las bautizan; muchos de
ellos mueren poco después, ya que por las grandes
fatigas sostenidas en el viaje desde el centro de
Africa, llegan a El Cairo medio muertos, otros
sobreviven y son educados y a su tiempo colocados
por estas buenas hermanas.
Esta es, pues, la obra a la que me dedico
cuando puedo, recogiendo limosnas para tan santo
fin, y destinando todos los ahorros que puedo
hacer.
Encomiéndeme al Señor en sus oraciones y
especialmente en el santo sacrificio de la misa.
Mándeme en lo que pueda servirle para algo, pues
consideraré un favor señalado poder prestar algún
servicio, y créame siempre con todo respeto
Roma, 10 de diciembre de 1878.
Su atto. y s. s.
>> FRANCISCO
FOLICALDI, Arz. de Efeso
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