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((**Es13.808**) caridad y de celo por la gloria de Dios, trabajó por la difusión de los buenos libros, estampas, medallas, rosarios, crucifijos y objetos semejantes. Recibía estos objetos en depósito, de la librería salesiana de Turín. Sucedió que: ya fuera por cobranzas que la caritativa señora no anotara en su momento, ya fuera por falta de registro de las mismas, ya fuera por excesiva reducción de precios el hecho es que, al organizar las cuentas, se encontró con una falta de casi veinte mil liras, que no aparecían pagadas, aunque las mercancías habían sido vendidas. No queriendo el reverendo Bosco que la obra caritativa de la señora Galeffi fuera a cargo de su comunidad; deseando conservar las admirables relaciones con un instituto del que había recibido grandes beneficios, perdonó toda obligación que pudiese provenir del despacho de dichas mercancías. El estaba íntimamente persuadido de que aquella alma bendita no había percibido ninguna ventaja de las ventas y que todo procedía de una falta de práctica en asuntos comerciales. Sin embargo, la actual señora Madre Presidenta, en atención al buen recuerdo de la añorada superiora Magdalena Galeffi, por pura delicadeza de conciencia, y para asegurar siempre que no falte nada a aquella alma para comparecer pura a los ojos de Dios y así entrar con seguridad en la posición de la eterna felicidad; deseosa también de acudir en ayuda de la naciente Congregación Salesiana y conceder a la misma un acto de benevolencia; Y queriendo sobre todo manifestar la gran gratitud que esta comunidad tiene en la Santísima Virgen Auxiliadora, de la que reconoce haber recibido muy señalados favores; Por estos motivos, en nombre y con el consentimiento de toda su comunidad, concede el uso de un piso de su propiedad, con cinco o seis habitaciones, por espacio de treinta años a partir del corriente 1878. Se pone únicamente la condición de que tal edificio debe servir exclusivamente para los Salesianos y para asuntos que se refieran a la Congregación Salesiana. El sacerdote Juan Bosco, por su lado, renovando la condonación ya hecha de toda obligación que pueda derivarse a su favor, acepta este ((**It13.955**)) donativo para mayor gloria de Dios, asegurando que los Salesianos harán siempre particulares oraciones por la conservación y crecimiento del Instituto de las Nobles de Santa Francisca Romana. No pone ninguna condición, pero recomienda solamente que sus limosnas quieran seguir favoreciendo a la humilde Congregación Salesiana, como en el pasado, y que esta concesión sea, por cuanto es posible, de un edificio adaptado a religiosos que deben tener vida retirada y separada de las personas del siglo. Esta escritura se hizo y suscribió recíprocamente en nombre propio y de los dependientes y sucesores respectivos en sus cargos: se firmó el día 25 de marzo, treinta y tres días después de la elección del Sumo Pontífice León XIII, día consagrado a la Anunciación de la Bienaventurada Virgen María, a quien sean honor y gloria por todos los siglos. Amén. Roma, 25 de marzo de 1878. M. LUISA CANONICI, Presidenta (**Es13.808**))
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