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oí las graves razones que hicieron abandonar el
pensamiento de llamar a Mendrisio una Colonia
Salesiana y que estas razones fueran fundadas, lo
demostraron los recientes gravísimos desórdenes de
Lugano y de Chiasso donde la plebe se cebó de tal
modo que hubo que restablecer el orden con la
milicia federal. Esto no me apartó todavía de
poner manos a una obra eminentemente patriótica;
y, aunque yo sepa muy bien que estoy sobre un
volcán, trabajo, sin embargo, activamente y con
serenidad en la nada fácil necesidad, confiando
que el Señor me asistirá. Mientras tanto le digo,
con toda candidez, que en los apuros recurriré
también a usted, ya desde ahora, sintiendo la
grave responsabilidad que pesa sobre mis hombros,
le suplico me encomiende alguna vez a la infinita
caridad del Sagrado Corazón de Jesús y de María
Auxiliadora, a fin de que tenga yo esas luces y
esa fuerza moral y física, que se requieren para
hacer mucho bien a mi patria, tan arruinada con el
radicalismo moral. Incluyo cincuenta liras
italianas, que espero acepte usted, para sus
huérfanos, cuya oración es preciosa ante el Señor.
El otro día fui a hablar con el muy reverendo don
Luis Guanella 1; me dijo que una gran
equivocación, a su parecer, ocasionó que el
hermoso proyecto se malograra, por ahora. Y
ciertamente fue también una equivocación, que yo
había venido expresamente a subsanar desde Turín
como delegado gubernativo. Pero lo que nosotros
llamamos equivocación >>no sería acaso una
disposición de la Providencia que se vale muy a
menudo de los instrumentos menos aparentes para
obrar prodigios? Y ojalá quisiese obrar uno de
ellos muy grande por mi medio, por mi pobrísima
persona; y quisiera que el instituto de Mendrisio
contribuyera poderosamente a formar una generación
nueva de hombres creyentes, laboriosos,
morigerados, dignos de un pueblo republicano y
católico.
Y al cerrar la presente, le ruego de nuevo
quiera encomendarme a mí y a mi desgraciado país a
María Auxiliadora, y besando con toda la efusión
del alma sus manos consagradas, me suscribo de V.
B. S. R.
Locarno, 7 de septiembre de 1877.
Su
atto. y s. s.
JUAN
CATTANEO, profesor
P. D.: Mis atentos saludos al muy reverendo don
Miguel Rúa y ruéguele me conceda la gracia de
hacerme la lismona de una avemaría.
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Contrato con Tor de'Specchi
CONTRATO
Entre el reverendo Juan Bosco, Superior de la
Congregación Salesiana, y la señora marquesa Luisa
Canonici, Madre Presidenta de la Excelentísima
Casa de las Oblatas de Santa Francisca de Tor
de'Specchi.
Hay que decir ante todo que la piadosa y
caritativa persona Magdalena Galeffi, de santa
memoria, que fue Presidenta del mismo Instituto,
animada por el espíritu de
1 Don Luis Guanella, director de la casa de
Trinitá, como se aprecia por una carta suya que
pertenece al legajo, se encontraba en la diócesis
para una visita a los padres.
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