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((**Es13.769**) En medio de tantos desconciertos no tengo nada que me remuerda la conciencia, ya que no actúo según mi capricho y no muevo una paja sin el consejo y el conocimiento de nuestro óptimo director don José, y de S. E. monseñor Fiorani, el visitador. Sí, reverendísimo padre, ahora podemos dar gracias a Dios al vernos libres de los miembros infectados que impedían el resurgimiento del Instituto. A pesar de todo, todavía quedan obstáculos que proporcionan disgustos, y serían tres o cuatro hermanos, coaligados con personas ajenas a nuestra familia: y éstos, so capa de celo, impiden el tan deseado desarrollo del Instituto. Monseñor Fiorani es hombre de buena fe, y cree con facilidad a su criado, al señor Nicolás Statuti y a cualquiera que le presente cosas que, según sus cabezas, se creen que son buenas, pero esencialmente son dificultades, y producen fuertes disgustos para mí y para el bonísimo don José. Y, a decir verdad, si no contase con nuestro director, don José, que me sostiene, no me sería posible resistir el peso de superior y, a esta hora, me vería obligado a abandonar toda empresa. Con la ayuda de Dios, estoy dispuesto a dar la vida para sostener ((**It13.909**)) el Instituto, pero, cada vez que no se viese el fruto para la gloria de Dios, prefiero gozar mi paz, y pensar en el bien de mi alma. Mientras tanto, debo gratitud a vuestra Paternidad por el bien que de usted recibo, y reciben mis hermanos en la persona de don José, nuestro bonísimo director, y verdadera copia del Padre. Al mismo tiempo, en nombre de todos los buenos hermanos, le suplico no nos deje, sino que haga todo lo posible para restablecer pleno orden en nuestro Instituto, porque, además del mérito que alcanzará ante Dios y María Santísima, nosotros se lo agradeceremos eternamente. Con la esperanza de poder saludarle un día personalmente, beso su mano sagrada, y pido para mí y para mis hermanos la paternal bendición y me profeso, de vuestra reverendísima Paternidad, su hijo en J. C. Roma, 22 de mayo de 1877. Humilde y obediente P. LUIS MARIA MONTI, de Milán Conceptino 4 Relación de don Bosco a Pío IX sobre los Conceptinos Beatísimo Padre: La condición de Visitador Apostólico, con que V. S. se dignó honrarme para buscar el mayor bien al Instituto de los RR. Conceptinos, me impone el deber de referir a V. S. cuanto se ha hecho y parece debe hacerse en favor de estos religiosos. Desde el principio, a fin de que se tratara todo lo que había que hacer y fuesen fielmente cumplidos los soberanos deseos de V. S., con el Venerado Rescripto del 14 de noviembre de 1876, establecía S. S. que se organizase un noviciado regular para introducir la observancia religiosa y reducir las Constituciones de los Conceptinos al espíritu de las de la Congregación Salesiana, siempre a salvo la finalidad a la que se dirige. El abajo firmante, honrado con tal encargo, se dio a estudiar las Constituciones de dichos hermanos Conceptinos, el espíritu, la observancia religiosa reinante entre ellos, y (**Es13.769**))
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