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en efecto, las malas inclinaciones y pasan años y
años de modo que se puede decir con toda verdad
que no han cometido ni siquiera un pecado venial
deliberado. Esto nos debe consolar; esto es lo que
me ha empujado siempre a extendernos mucho: porque
parece precisamente que allí donde la Congregación
planta sus tiendas, allí abunde la gracia del
Señor.
Un reciente encuentro con monseñor Ferré,
Obispo de Casale, hombre docto y fino observador,
había dado ocasión a una conversación semejante.
El Obispo, investigando el motivo por el que la
Congregación se extendía tanto y los colegios
salesianos progresaban de aquella manera, había
pronunciado en presencia de personas notables dos
juicios que don Bosco declaró que respondían a la
verdad y que él refirió aquel día a don Julio
Barberis.
((**It13.889**)) -Don
Bosco, decía monseñor Ferré, tiene dos grandes
secretos, que son la clave de todo el bien
realizado por los suyos. En primer lugar, embebe
de tal modo a los muchachos en las prácticas de
piedad, que, casi diría, los emborracha. La misma
atmósfera que los envuelve, el aire que respiran
está impregnado de prácticas religiosas. Los
muchachos, impresionados de este modo, casi no se
atreven, aun queriendo, a hacer el mal; no tienen
medios para hacerlo; deben moverse absolutamente
contra corriente para ser malos; si dejan las
prácticas de piedad, se encontrarían como peces
fuera del agua. Esto es lo que hace a los jóvenes
tan dóciles, que les hace actuar por convicción y
en conciencia, de modo que ni siquiera es posible
imaginar una rebelión. Las cosas marchan bien por
una fuerza irresistible. Pero, >>cómo hacer para
sostener a tantos clérigos y sacerdotes jóvenes,
en el ministerio más peligroso, en la edad más
crítica, sin que ellos mismos caigan? Este es el
segundo secreto.
-Don Bosco acumula sobre cada uno tantas cosas
a hacer, los carga de tantas obligaciones, de
tantos pensamientos y solicitudes, que no tienen
tiempo ni para volver la mente a otra cosa. íSi
uno apenas puede respirar, pensad cómo puede ser
arrastrado al mal! Hay en Borgo San Martino dos
cleriguitos que no parecen todavía aptos para
nada; y, sin embargo, estudian por su cuenta, se
preparan para exámenes, dan clase, asisten. >>Cómo
no se va a caminar seguro en materia de moralidad,
cuando se trabaja de este modo?
Referidas estas observaciones del Obispo de
Casale, comentó el Beato:
-Me parece que son dos verdades bonitas y
buenas. En cuanto a las prácticas de piedad, no se
busca oprimir a los muchachos, sino no detenerlos
nunca; se hace que estén como en el aire, que no
oprime, no
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