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((**Es13.754**) almas. Hay, además, avisos, que no conviene que los des tu, y que harás que los den éstos, aunque será muy oportuno que tú señales el tema a tratar. Dicho esto, hizo una importante observación de carácter general. -Nuestro gran interés, añadió, está precisamente en saber hacer trabajar a los demás. Cuando se encuentra alguien que se sobrecarga voluntariamente de ciertos trabajos y los hace bien y a gusto, entonces ése nos alivia el trabajo. Y cuando uno no resulta, se busca otro. Antiguamente la preocupación mayor de don Bosco en el Oratorio fue la de encontrar personas que le ayudasen. Volvió después a otras observaciones particulares. -Desde luego, le dijo, haz de manera que nuestros novicios aprendan a escribir bien las cartas. No se comprende cómo en esto fallen también las personas instruidas y los sacerdotes. Y, sin embargo, precisamente para nosotros, es algo muy importante. Una familia, a veces, juzga no sólo a un individuo, sino a un colegio entero y a toda una congregación por una carta que recibe de algún hermano. Por culpa de alguna carta mal escrita por un prefecto, fueron sacados de un colegio muchos jóvenes. Hagamos, por tanto, así: dirás a todos los novicios que, en la próxima novena de la Inmaculada Concepción, me escriban una carta; pero sepan todos que ((**It13.888**)) la quiero escrita con todas las reglas que se deben observar para que una carta esté bien hecha. Concederé un premio a las dos mejores. El tema de la carta es de libre elección. Pero, cuéntenme algún suceso de su vida, augúrenme una buena fiesta, o díganme todo lo que quieran decir, mas cada uno escriba lo mejor que pueda. Para lograrlo, lean el apéndice del reglamento; mejor aún, hágaseles una explicación. Así obtendremos nuestro intento. Pasóse luego a examinar si convenía sacar de un cargo a un clérigo del Oratorio que hacía mucho bien, para enviarlo a un colegio en donde el que fungía aquel mismo cargo no tenía éxito. Don Bosco observó: -No descompongamos nunca un puesto para arreglar otro. De allí pasó la conversación al inmenso bien que se realiza en casa y en general por la Congregación. Don Bosco habló así: -Dijo muy bien ayer don Juan Cagliero: ícuántos jóvenes tenemos que podrían muy bien alternar con san Luis! Sí, hay muchos que conservaron la inocencia bautismal y que siguen guardándola aquí en el Oratorio, aunque están en la edad más peligrosa. Son muchos los que, ya vencidos diversas veces por el demonio, apenas llegaron aquí, han cambiado de vida. Parece que entran en otra atmósfera: olvidan, (**Es13.754**))
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