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colegios por abrir, y >>cómo hacerlo sin títulos
legales? Hasta ahora teníamos la escapatoria de
los exámenes extraordinarios para los que
aspiraban a ser profesores de bachillerato; pero,
he aquí que se nos quita esta ocasión. Por suerte,
tenemos ya varios que cursan en la Universidad:
ahí están Bertello, Bordone, Cinzano, César
Cagliero, Piccono, el clérigo Besso Gallo y otros
más; algunos se preparan para inscribirse el año
próximo: así esperamos evitar toda molestia.
Ciertamente es preciso vigilar y prepararse, si no
queremos fracasar.
Apenas acabó de proferir las últimas palabras
cuando llegó el P. Deppert, de La Spezia,
anunciando que don Bosco era esperado para decidir
una ampliación de aquella casa; y que se
lamentaban allí de que don Bosco no se preocupaba
de la casa, como si no fuese suya; y que hasta la
gente buena de la ciudad estaba desalentada, y no
sabía explicarse cómo don Bosco pensase tan poco
en una necesidad tan sentida.
-En La Spezia, replicó el Beato, entiendo que
hay que proceder despacio y con precaución, y más
bien empujar a los demás a hacer, que no trabajar
yo mismo. Pero, si el director de allí me hubiese
enviado hace ocho meses a Roma la relación que le
pedí, ya se habría podido construir un edificio
más grande, con ayuda del Padre Santo y de algunos
Cardenales.
A continuación esbozó él mismo una relación,
que envió a don Angel Rocca para que, sobre aquel
boceto, preparase un escrito para presentarlo al
Padre Santo.
La tercera conversación la tuvo don Bosco el 27
del mes con don Julio Barberis. Fue éste a su
habitación hacia las cinco de la tarde y el Beato
paseó con él durante una hora y media por la
galería. Fue una conversación larga en la que
trataron avisos ordinarios, la marcha del
Oratorio, el progreso de la Congregación y
confidencias personales.
((**It13.887**)) -Las
dos conferencias semanales que das a los novicios,
dijo, deben ser parte de tus deberes; pero, haz de
modo que, una vez al mes, se encarguen de ellas
don Juan Cagliero y también don Juan Bonetti. Así,
tú podrás tener un poco de descanso, y habrá
ocasión para los otros superiores de hablar a los
novicios y hacer que éstos les conozcan. Esto
servirá para estrechar con vínculos cada vez más
fuertes a los hermanos menores y los hermanos
mayores. El motivo principal es otro: hay temas
que se remachan cien veces; si habla siempre el
mismo conferenciante, termina por hacerse pesado;
si, por el contrario, viene uno nuevo, trata el
tema de modo diverso, presenta nuevos ejemplos,
nuevas comparaciones, nuevos argumentos, emplea
una forma nueva y un orden nuevo, y la verdad se
imprime más agradablemente en las
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