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Me alegro mucho de ello y con todo el afecto de
corazón le ofrezco las casas de nuestra
Congregación para cualquier servicio que puedan
prestar a su respetable persona y a la diócesis
que la divina Providencia le ha confiado.
No pretendo ser su maestro, pero creo que
pronto tendrá en sus manos el corazón de todos:
1.° Si se ocupa especialmente de los enfermos,
de los ancianos y de los niños pobres.
((**It13.851**)) 2.° Si
va muy despacio antes de cambiar al personal, ya
establecido por su antecesor.
3.° Si hace lo que puede para conquistarse el
aprecio de los que tenían o tienen puestos
elevados en la diócesis; los cuales creen haber
sido postergados y usted preferido.
4.° Al tomar medidas severas contra cualquiera
del clero, vaya con cautela y, por cuanto pueda,
oiga al acusado. Por lo demás, espero que, el mes
de marzo, podremos hablar personalmente.
Hoy, alrededor de las tres y media de la tarde,
moría el sumo e incomparable astro de la Iglesia,
Pío IX. Por los periódicos sabrá los detalles.
Toda Roma, e imagino que todo el mundo, están
consternados. Dentro de muy poco tiempo,
ciertamente, estará en los altares.
Creo que usted me permitirá que siempre le
escriba con la misma confianza del pasado. Rogando
a Dios que le ilumine y conserve en buena salud,
me encomiendo a la caridad de sus santas oraciones
y me profeso con la máxima veneración
De V. S. Rvma.
Roma, 7 de febrero de 1878.
Torre d'Spechi, 36.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
22. A don Antonio
Stoppani
Arcipreste de Varzo Novarese. En la carta
incluía una estampa de María Auxiliadora con estas
palabras, escritas al dorso por don Bosco:
<> (Sea María para ti y para tus
feligreses auxilio en la vida, ayuda en los
peligros, consuelo en la muerte, alegría en el
cielo).
Muy querido señor Arcipreste:
Su deseo será atendido. Tengo en Turín un
trocito de la sotana del gran Pío IX y se lo
guardo para usted.
(**Es13.721**))
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