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relato resumido de los colegios del Piamonte,
Liguria y Francia, en una palabra, de Europa. Yo
diré alguna cosa con respecto a América, y también
a las casas del Lacio que fui a visitar. Después,
para cumplir los deseos de todos vosotros y
conservar el espíritu que debe reinar en todas las
casas, os haré ver cómo el Señor nos ayuda y
defiende. El guiará ciertamente esta conferencia
para bien de la Congregación, estímulo de todos y
salvación de las almas.
Aunque solemos referir textualmente en el curso
de la narración únicamente las pláticas de don
Bosco, con todo nos parece útil dar lugar aquí,
por vía de excepción, a la relación de don Miguel
Rúa, que, por suerte, llegó hasta nosotros tal y
como la recogió quien la oyó. Está llevada a cabo
con el esmero, que el primer sucesor del Beato
ponía en todas sus cosas, y además debió ser
preparada bajo la directa inspiración del Siervo
de Dios. Don Miguel Rúa habló así:
Al daros este informe procederé por orden
cronológico, esto es, comenzando por las casas,
que primero se establecieron. Diré lo que he
podido saber, a través de los diferentes
directores, y lo que yo mismo sabía.
Empezando por el primer colegio, esto es, el
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Borgo San Martino, diré que las cosas en general
van muy bien, tanto en cuanto a los alumnos, como
en cuanto a los salesianos.
Se temía antaño que el número de alumnos iba a
disminuir en razón de los arrozales situados a
poca distancia del colegio; pero el efecto ha sido
completamente al revés; su número creció y hay
ahora casi doscientos, contando sólo los alumnos,
sin el personal. Verdad es que hay que tomar
alguna pequeña precaución para evitar el peligro
de las fiebres, pero, gracias al Señor, ninguno
hasta ahora sufrió este mal, antes al contrario,
me alegra poder deciros que, cuando yo fui a
visitar aquel colegio, no encontré a ninguno en la
enfermería, y el Director me aseguró que desde
hacía un mes no había caído enfermo ninguno.
En cuanto a lo económico, marcha bien, no
poseen riquezas, pero van adelante con una
prudente administración, y contribuyeron a ello
las monjas que este año se establecieron allí para
cuidar de la ropería y la cocina. No se dejan
desde luego de hacer los gastos necesarios, y
todos tienen cuanto se necesita para la
alimentación y el vestido.
En cuanto a la moral, no hay que repetir las
palabras del Profeta: Multiplicasti gentem et non
multiplicasti laetitiam (multiplicaste la gente,
pero no multiplicaste la alegría) porque, con el
aumento de los alumnos, aumentó también la piedad.
Florecen las compañías del Santísimo Sacramento,
de la Inmaculada Concepción, del Clero Infantil y
de San Luis. Los sacerdotes y los clérigos
obtuvieron buenos resultados.
Después de los exámenes finales de este año muchos
alumnos vistieron la sotana: parte de ellos fue al
Seminario, pero los más se quedaron con nosotros y
vinieron aquí, al Orarorio.
Este año volvieron nuestros hermanos a abrir el
oratorio festivo para atender a los muchachos
externos. Algunos van a la iglesita del colegio,
otros a la parroquia y todos tienen sus
devociones, misas, catequesis, pláticas,
bendiciones, instrucciones(**Es13.69**))
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