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exhortaciones a los hermanos, había otro tema que
le ofrecía materia inagotable para sus charlas de
la noche a los jóvenes, para sus encuentros con
quien pareciese que podía encaminarse al estado
eclesiástico o religioso, para sus
entretenimientos espirituales con los novicios,
necesitados a menudo de ser puestos en guardia
contra las asechanzas del demonio o las
seducciones del mundo. Este tema era la vocación.
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La vocación.
El 18 de junio, a poco de haber terminado los
muchachos sus ejercicios espirituales, fue don
Bosco a darles las <> y desarrolló
un concepto que le era familiar cuando hablaba
sobre la vocación, a saber, que ninguno debe
hacerse sacerdote para ganar dinero y socorrer a
los padres. Describió, de una manera escultural,
la castidad necesaria al sacerdocio.
>>Qué queréis que os diga? Os digo que estoy
contento de veros. >>Solamente? >>Nada más? Muy
poco sería eso. Convendrá concretar algo más y
exponerlo.
En todas estas fiestas que hemos celebrado, y
en las que todavía quedan, la de Nuestra Señora de
la Consolación, la de san Luis (íla de san Juan!,
se oía apuntar a los muchachos), la de san Juan,
la de san Pedro y otras que vendrán antes del fin
de año, hay algo que sería de gran importancia
hacer y es el pensar en la propia vocación.
Algunos ya habrán pensado en ello y solamente
esperan todavía el decidirse definitivamente. Por
eso, acostumbraba yo todos los años dedicar un
tiempo a los que quisiesen hablarme sobre este
tema: y también este año celebraré que los alumnos
del quinto y del cuarto curso de bachiller, y aun
otros que quisieran tratar sobre su vocación,
vengan a mi habitación cualquier día de fiesta,
después de vísperas.
Sin embargo, hay algo que también puede decirse
aquí. Cuando uno se siente llamado al estado
eclesiástico, es todavía de la mayor importancia
el ver si es mejor entregarse a él en el mundo o
ingresar en una congregación. El que quiere
abrazar el estado eclesiástico, debe tener un fin
modesto y santo, a saber, el de salvar la propia
alma.
>>Y no se podrá ayudar a los padres? Es algo
muy justo y santo ayudar los padres; para eso
podéis haceros comerciantes, zapateros o lo que
mejor queráis, y así ayudar a los padres y a
otros, y disponerlo todo como queráis u os plazca,
según vuestras ganancias.
>>Pero un sacerdote no podrá darles limosna
como a cualquier otro, si se encontrasen en
necesidad?
Sí, siempre podrá hacerlo, mas no para
enriquecerlos o hacerles cambiar de situación. Y,
a este propósito, siempre se presenta la
acostumbrada objeción.
-Pero muchos sacerdotes, el tal y el cual,
tienen, hacen este negocio, han comprado unas
fincas, se han hecho ((**It13.808**)) ricos,
han enriquecido a sus familias, etc. Entonces,
>>han hecho mal todos éstos?
Yo no quiero juzgar a ninguno: solamente
observo lo que dice el Divino Salvador con las
palabras y el ejemplo, y la Santa Iglesia con sus
cánones. Dice el Apóstol expresamente: el que
quiere entregarse al ministerio de Dios, no se
dedique a los
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