((**Es13.672**)
que se leyera un telegrama del cardenal Nina, que
no se había podido leer en el púlpito porque llegó
precisamente mientras hablaba don Miguel Rúa. El
telegrama decía literalmente: <>. Narró después cómo el Oratorio había
empezado en la fiesta de la Inmaculada; cómo le
asistió María, cuando iba a las cárceles; cómo, en
el mismo día de la Inmaculada, se había bendecido
en el Refugio la primera capilla del Oratorio,
dedicada a san Francisco de Sales. Dejó, por fin,
dos recuerdos: observar las Reglas, pero
observarlas siempre, aun cuando resultare difícil,
y practicar la obediencia religiosa, con verdadero
espíritu. El número de oyentes llegaba a los
doscientos.
Las diez Hijas de María Auxiliadora, destinadas
a Buenos Aires y a Montevideo, aunque la mayor
parte de la comunidad estaba ya en la nueva casa
madre de Nizza Monferrato, sin embargo, salieron
de Mornese el 30 de diciembre. La víspera por la
tarde, el director, don Juan Bautista Lemoyne, les
dirigió en la iglesia unas preciosas palabras de
salutación, comparándolas con las diez vírgenes
del Evangelio, pero, en esta ocasión, todas
prudentes. Después les entregó una estampita de
san José con estos tres recuerdos: << 1.°,
obediencia rápida a la voluntad ((**It13.793**)) de
Dios; 2.°, resignación alegre a la voluntad del
divino beneplácito; 3.°, indiferencia generosa a
todo lo que no se refiere a la voluntad de Dios>>.
A la cabeza del grupo iba sor Magdalena
Martini, que fue la primera inspectora de América
y del Instituto. Bajo la dirección del director
general, don Juan Cagliero, habían aprendido un
poco de español en Turín, y habían seguido
estudiándolo en Mornese. Al llegar a Sampierdarena
pudieron recibir la última bendición de don Bosco,
que había llegado allí el mismo día. Cuando se
acercaba a bendecirlas, díjole una:
-Padre, bendíganos para que ninguna de nosotras
muera en el viaje.
El Beato reflexionó un momento, y respondió:
-No, no habrá desgracias. Pero, aunque alguna
muriese en el Océano, camino de la misión, sería
afortunada, porque no pasaría por el purgatorio.
Fueron a embarcarse el 2 de enero de 1879, por
la tarde, en compañía de los padres Cipriano y
Beauvoir y un coadjutor. Al ver cómo se alejaba el
grupo, don Bosco se conmovió y, medio en serio
medio en broma, dijo:
(**Es13.672**))
<Anterior: 13. 671><Siguiente: 13. 673>