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Buscaba diez mil liras. Y precisamente, al
terminar el fracaso del día, me llegó su ((**It13.790**)) carta,
en la que me participa su donativo de diez mil
liras, precisamente, y en favor de las misiones.
Acepto, por consiguiente, con gratitud su
ofrenda, pero a condición de que, si V. S.
necesitase algo, pueda reclamarme su interés anual
y hasta el capital, si la necesidad lo pidiere.
Por lo demás, en cuanto a hacerse
definitivamente salesiano, no hay dificultad: pero
todo lo trataremos de palabra, cuando nos veamos
en Sampierdarena o en Turín.
Que Dios le bendiga y le conceda el céntuplo en
la vida presente y sobre todo la verdadera paga en
el futuro. Usted me dirá cómo piensa efectuar la
entrega de su donativo, mientras, con gratitud y
aprecio, tengo el placer de profesarme
De V.S.
Turín, 25-11-1878.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
El Siervo de Dios no olvidó, tampoco esta vez,
al Padre Santo. Por módica que fuere la ayuda que
recibiese, demostraría claramente que el Papa
aprobaba sus obras, y ello movería a muchos a
hacer lo mismo.
Fue, por tanto, muy grande su alegría, cuando pudo
dar a conocer a sus hijos y a los cooperadores la
carta que le había escrito León XIII, por medio
del Secretario de Estado.
Ilmo. Señor:
Sabe muy bien el Padre Santo a cuántas obras de
caridad cristiana ayuda V. S. y todo lo que está
haciendo para bien espiritual de las almas. Y por
ello, querría con toda su alma prestar su benéfica
mano a estas instituciones y verlas aumentar en
proporción de las crecientes necesidades. Pero,
despojado él también del poder temporal que
permitía a los romanos Pontífices ser, en todas
partes y en todo tiempo, autores y promotores de
obras de beneficencia pública y de educación
católica y, costreñido a vivir de las limosnas,
que el amor de los fieles va poniendo a sus pies,
se ve obligado a frenar los impulsos de su
generosidad y sus deseos.
Sintiendo, pues, este informe del actual estado
de cosas, pero queriendo adherirse a la petición
que V. S. le hace, me ha ordenado Su Santidad que
le envíe, a título de ayuda extraordinaria, la
cantidad de dos mil liras y que le añada, a la
vez, que la Bendición Apostólica impartida para V.
E. y para las obras pías, ((**It13.791**)) que
preside, es una prenda segura de las gracias
especiales y de la protección que con ella invoca
de la misericordia divina.
Cumplido el pontificio deseo, no me queda más
que confirmarle los sentimientos de distinguido
aprecio.
De V. S. Ilma.
Roma, 23 de noviembre de 1878.
Afmo. y s. s.
L. Card. NINA.
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