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su número era constantemente inferior a lo que se
esperaba. >>Había que seguir teniéndolo o era
preciso notificar el cese a los Hermanos de las
Escuelas Cristianas, a ((**It13.68**)) quienes
se pagaba el alquiler? ->>Quid agendum?, preguntó
don Bosco a sus colaboradores. Después siguió
diciendo:
-Yo hubiera deseado mucho que este colegio
continuase y prosperase, para promover en él
vocaciones al estado eclesiástico y ver si también
se podían sacar jovencitos de aquella clase de
personas para consagrarlos al Señor. Algún buen
fruto llegó a la madurez; pero no hay evidencia de
que el Señor nos bendiga en esta casa como nos
bendice en las demás. Cuando se trató de tomar su
dirección, todos éramos contrarios: sólo la
obediencia al Arzobispo nos indujo a aceptarla. En
cuanto a nuestra Congregación, parece hasta ahora
que también nos ha proporcionado un válido apoyo
san Francisco de Asís. Ya sabéis la historieta que
se cuenta. Los demonios lanzaban todo el fuego del
infierno contra su nuevo Instituto y se juntaron
para tramar un complot. Se proponían diversos
medios para destruir a aquellos frailes
mendicantes. Cuando he aquí que salió un
diablillo, más astuto que sus compañeros,
afirmando que el medio más eficaz para que
decayera el fervor de una orden religiosa era
introducir en ella nobles o ricos. Por tratar con
caridad a estos señores se les guardan atenciones,
se les tienen ciertos miramientos, se permiten
excepciones a la regla y después éstas se
generalizan y la orden se relaja. La diabólica
asamblea aplaudió y aprobó la propuesta por
unanimidad. Digo, pues, que hasta ahora san
Francisco nos protegió. Hubo, es verdad, algunos
nobles que hicieron la prueba entre nosotros o que
pidieron hacerla, pero hasta el día de hoy ninguno
decidió quedarse con nosotros; y damos gracias de
todo siempre al Señor.
Sin embargo, tocante a la existencia del
colegio de Valsálice don Bosco no creyó todavía
oportuno que se dijese la última palabra; sólo
recomendó que se pensara en ello y se rezara.
El Beato no hizo esta recomendación por pura
fórmula; en efecto, diez días después quiso que el
Capítulo Superior volviese a examinar la suerte
del colegio de Valsálice, estando presente su
director don Francisco Dalmazzo. En septiembre
caducaba el alquiler, los pareceres andaban
divididos en cuanto a la conveniencia de retirarse
o no. Los partidarios del no tenían sus buenas
razones que aducir, ((**It13.69**)) a
saber: que se había aceptado aquel colegio para
obedecer al Arzobispo y tal motivo subsistía
todavía; que se debía considerar como un gran bien
el poder cultivar las vocaciones entre las
familias acomodadas; que el retirarse sería un
desdoro para los salesianos. Pero los partidarios
del(**Es13.67**))
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