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CAPITULO XXV
MISIONES Y MISIONEROS.
CUARTA EXPEDICION A AMERICA DEL SUR
FECHADO en Turín, a 31 de diciembre de 1877, don
Bosco, que hacía ocho días se encontraba en Roma,
hizo llegar al cardenal Franchi, prefecto de
Propaganda, un memorial, con la finalidad de
obtener la institución de una prefectura y de un
vicariato apostólico en dos remotos territorios de
la República Argentina. Las experiencias hechas
por sus hijos durante dos años y ya estudiadas por
él, con su espíritu práctico y organizador, le
indicaban que esa disposición sería el gran medio
para desenvolver una actividad ordenada,
progresiva y provechosa. Para lograrlo compiló un
informe de todo lo que los misioneros salesianos
habían realizado hasta entonces, poniendo de
relieve los métodos seguidos, los medios empleados
y los frutos obtenidos, de forma que se viese la
necesidad y la importancia de aquella misión. Es
una exposición que, con la máxima sencillez, nos
coloca ante empresas nada simples y produce en el
lector el convencimiento de que ya se ha hecho
mucho, pero que se hará mucho más, si se aumentan
las posibilidades.
En los tiempos calamitosos que vivimos, los
buenos católicos y especialmente las
congregaciones religiosas, deben unirse más que
nunca en torno a la gran maestra de la verdad, la
Santa Sede; tomar norma y consejo de ella para
actuar con éxito lo mismo en los países ((**It13.769**))
civilizados, que en la misiones extranjeras. A tal
fin, hace algunos años tuve yo el alto honor de
exponer a V. E. el deseo de muchos salesianos de
consagrar sus fuerzas en favor de las misiones
extranjeras, donde cada día se siente más la
penuria de operarios evangélicos.
V. E., con paternal y sabio consejo, me decía:
preparemos misioneros. Y, confortado con la
bendición del Padre Santo, me ceñí a tal empresa,
y, apoyado únicamente en la divina Providencia,
abrí un colegio o seminario en Turín 1 para las
misiones extranjeras, casi a continuación otro en
Génova, y después otros. Dios bendijo estos
débiles esfuerzos, y, en poco tiempo, he podido
preparar un número notable de excelentes jefes de
taller y de clérigos, deseosos de consagrarse a
las misiones. Me presenté entonces de nuevo a V.
E. para que me aconsejase dónde convenía hacer la
primera prueba, esto es, si en la India, en
Australia, o en América del Sur, hacia las Pampas
y
1 Alude a los Hijos de María que ya formaban
una sección del Oratorio.
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