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institución idéntica entre los jóvenes obreros que
acudían al oratorio festivo 1; así que Gastini,
jefe de los exalumnos, tomando en consideración la
actuación del benéfico plan, no pudo hacer nada
mejor que reclamar se pusiera en vigor el viejo
reglamento.
En la solemnidad de la Asunción se celebró la
distribución de premios a los aprendices, con un
discurso del profesor Bacchialoni, de la Real
Universidad. Se celebró la fiesta en el patio de
los aprendices con asistencia de toda la casa.
Impresionaron mucho las palabras con que cerró el
acto don Bosco. El cronista, en vez de
transmitírnoslas textualmente, se las arregló a su
manera, comenzando por observar: <((**It13.760**))
pareciendo que hace otra cosa: pero generalmente
en vez de romper los obstáculos, gira alrededor.>>
-Mi vida, dijo, siempre según el cronista,
quiero que sea toda ella para bien de quien me
escucha. íNo importa que yo tenga que sufrir, con
tal de que pueda haceros felices! Creedlo, he
consagrado toda mi vida a este fin. La
multiplicidad de ocupaciones no siempre me permite
dedicarme directamente a vosotros, pero mi trabajo
siempre tiende a ello. Así que, sed valientes. El
estudiante estudie, el aprendiz trabaje; pero
nuestros trabajos tiendan siempre a hacernos el
bien mutuamente, a vivir honradamente, a ayudar a
la sociedad. íSois afortunados! íCuántos jóvenes
de vuestra edad y condición trabajan más que
vosotros y no tienen la satisfacción de una buena
palabra, no tienen la alegría que vosotros tenéis,
no tienen quien se preocupe de ellos! Sabed ser
agradecidos a todo el que os ayude; sabed ser el
consuelo de vuestros superiores con vuestro
trabajo incansable, con vuestra buena conducta.
Después de estas breves expresiones, don Julio
Barberis señala cómo el Siervo de Dios no
inspiraba nunca, en sus discursos, desprecio o
aversión a nadie, ni siquiera a los malos, y cómo
no insinuaba nunca la menor desconfianza en los
tiempos y en los hombres, y que no hablaba jamás
en público directamente contra las instituciones
malas. Su afán era sugerir, hacer, promover cosas
e instituciones buenas, sin perder tiempo
censurando a las que no lo hacían.
A partir de este momento y durante un largo
rato, nuestras fuentes
1 Véase Lemoyne, Memorias Biográficas, Vol. IV,
págs. 65-68.
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