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Excelentísimo Señor:
Acabo de llegar a la una, de Nizza Monferrato,
y me encuentro con la apreciada carta de V. E.,
que demuestra su inmensa bondad para venir a
celebrar la santa misa y distribuir la comunión el
día de la fiesta de san Luis, en la iglesia de
María Auxiliadora.
Se lo agradezco de corazón.
La hora fijada en años anteriores es la misma
que en los días festivos; el día sería el domingo
23 del corriente mes y enviaría un coche a su
debido tiempo.
Sin embargo, si la hora fuese demasiado tarde,
acepto la de las seis y ya buscaremos otra
solución para la misa de comunión de las siete.
Estoy estudiando la cuestión de la iglesia y la
casa de San Miguel. Pero los dineros...
He encargado al canónigo Morozzo que averigüe
los detalles y me hable de ellos 1
((**It13.755**)) Le doy
las gracias de todo corazón y ruégole me permita
profesarme, con gratitud, de V. E. Rvma.
Turín, junio, 1878.
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
Entre tanto, el día 17 empezaba la novena del
Sagrado Corazón de Jesús. Hay una razón especial
para recordarlo, por cuanto entonces tomaron parte
los novicios por vez primera en una práctica de
piedad común, en honor del Corazón de Jesús.
El día 23 por la tarde, después de acabar las
funciones dedicadas a san Luis, se empezó la
fiesta de homenaje a don Bosco. El programa era
aproximadamente el acostumbrado, que ya conocemos;
pero el afecto filial que cada año saltaba
espontáneamente y lleno de vida de los corazones,
lograba que todo pareciera nuevo. La lluvia obligó
a suspender la manifestación vespertina del 24 en
el patio; por lo que se determinó trasladarla al
día de san Pedro. Don Bosco, antes de suspender la
función, pronunció un discursito, en el que
manifestó mayor satisfacción que otras veces por
la variedad de los párrafos leídos en diversas
lenguas, principalmente en las de los países donde
se levantaban casas salesianas. Asistieron a la
academia, junto con distinguidos señores y
bienhechores de Turín, el representante de la
República Argentina en la corte de España y el
predicador monseñor Belasio. Este, conmovido ante
el espectáculo del que había sido testigo,
encontró la manera de insertar en un libro suyo de
próxima aparición, un recuerdo afectuoso de cuanto
había admirado en aquella circunstancia 1.
1 El 2 de junio había advertido monseñor
Gastaldi a don Bosco que estaban punto de ser
vendidos la iglesia de San Miguel y el convento
anejo de Turín, que habían pertenecido a los
Trinitarios y entonces a la Maternidad, a los
judíos, los cuales convertirían la iglesia en
sinagoga.
<> El importe del
contrato superaba las trescientas mil liras.
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