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((**Es13.640**) Además, todos necesitan abandonar algún día las ocupaciones de costumbre, para dedicarse exclusivamente a las cosas del alma. Pensad que las grandes gracias no se reciben tan a menudo y que el poder hacer los ejercicios espirituales es una gracia muy grande. íCuántos compañeros vuestros, jóvenes, clérigos, sacerdotes, estaban aquí oyendo las mismas palabras y pasaron ya a la otra vida! Creo que todos hicieron bien los ejercicios el año pasado; pero, si no hubiere sido así, >>tendrían ahora tiempo para ello? Quisiera que el año próximo estuviéramos todavía todos aquí, y yo con vosotros, para hacer los santos ejercicios, como lo espero por la bondad del Señor; pero, >>quién nos asegura que todos los que nos encontramos aquí, podremos hacerlos todavía otro año? Yo no puedo asegurároslo; sólo Dios, que podría decirlo, no nos precisa nada. Estote parati, qiuia qua hora non putatis, Filius hominis veniet. Estad preparados, estad atentos, porque cuando menos lo penséis, yo vendré a vosotros. Y la experiencia nos demuestra que también mueren los jóvenes. Si es así, estemos siempre preparados, para que, a cualquier hora que venga la muerte, podamos presentarnos tranquilos a las puertas de la eternidad; por consiguiente, ahora que tenemos comodidad para ello, hagamos bien estos ejercicios espirituales. Y así como el Señor nos dice: Ante orationem, praepara animam tiuam (prepara tu alma, antes de la oración), así os digo a vosotros: preparad vuestra alma, antes de los ejercicios espirituales, es decir, tened el deseo de aprovecharlos desde antes de comenzarlos, dejando de lado, durante esos días, todos los asuntos de estudio o de trabajo. Además, si continuamente me preocupo de vosotros, de día y de noche, en estos días de ejercicios me dedicaré de un modo especial y totalmente a vuestro bien espiritual. En la misa haré una oración especial para este fin, para que los ejercicios resulten bien. Y todo lo que digo de mí entiendo decirlo también de los que trabajan conmigo en la dirección del Oratorio, y de los que vienen a predicaros los ejercicios, todos dedicados a vuestro bien, atendiendo a ello con todas sus fuerzas. Estas noches espero poder hablaros otras veces, para ayudaros a hacer bien la novena del Espíritu Santo que nos ilumine; y para no hacerme más largo, podemos terminar estas pocas palabras con una bonita conclusión. El poder hacer los ejercicios espirituales ((**It13.754**)) es una gracia muy grande que no siempre se tiene; por eso, debemos hacerlos bien: y, para hacerlos bien, pongamos en práctica lo que escuchemos en las pláticas y lecturas. Y como todos los favores nos vienen del cielo, yo, por mi parte y vosotros por la vuestra, roguemos a Dios que nos conceda obtener el mayor fruto posible para nuestras almas. Y íbuenas noches! Dos fiestas muy queridas se sucedieron una tras otra, diez días después de los ejercicios de los aprendices: la de san Luis y la del día onomástico de don Bosco. Al volver de una breve ausencia, tuvo el Beato la agradable sorpresa de encontrarse una cartita del Arzobispo que le decía: <> Don Bosco respondió en seguida, asi: (**Es13.640**))
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