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((**Es13.597**) Bosco abrió el oratorio femenino de Santa Teresa, en vez del de los muchachos. He aquí de qué manera 1. El señor Carlos Bertinetti, de Chieri, dejó a don Bosco heredero universal de sus bienes el año 1870. El Siervo de Dios había querido convertir una casa de su bienhechor en centro de educación; pero, ante las oposiciones de algunos y especialmente del canónigo Antonio Oddenino, párroco de la catedral, se deshizo de los terrenos y empezó a vender también los edificios. Esto produjo mucho disgusto en la ciudad y hubo personas bondadosas que rogaron a don Bosco no siguiera vendiendo. Entonces se quedó con el edificio principal, a la espera de una ocasión propicia para empezar una obra de utilidad pública. Y la ocasión llegó: el 1876 hubo dos señoras legatarias de Bertinetti, las cuales, después de aconsejarse con don Bosco, se determinaron, juntamente con otros señores de la ciudad, a reunir, por las tardes de los días festivos, a algunas muchachas en el patio de la casa que pertenecía al Beato, entretenerlas con honestas diversiones y enviarlas al catecismo a la parroquia. Era una especie de oratorio festivo femenino. ((**It13.701**)) Pero, al ver aquellas buenas señoras, con el andar del tiempo, que el fruto sería mucho mayor, si se hubiere podido hacer allí mismo la catequesis, interpusieron personas piadosas e influyentes para que el Párroco se lo autorizase. Este lo permitió; más aún, al atardecer de los días festivos, iba él en persona o enviaba a otro sacerdote para dar una platiquita a las muchachas, y no dejaba de recomendar que fuesen al Oratorio, especialmente a las mayores, a las que, como él decía, se dejaban arrastrar por el sonido del organillo; y todavía más, para estimularlas, añadía que ir al Oratorio era lo mismo que ir a la parroquia. Sin embargo, la santa obra se movía con dificultad. Don Bosco, que seguía sus altos y bajos, resolvió en 1878 enviar a vivir en aquella su casa a las Hijas de María Auxiliadora, por lo que presentó una instancia al Arzobispo. Excelencia Rvma.: El reverendo Juan Bosco, con el deseo de atender la necesidad moral de las pobres muchachas de la ciudad de Chieri, tiene preparado un edificio y una capilla, dedicada a Santa Teresa, en la que fue casa de los Bertinetti. Por tal motivo, suplica a V. E. autorice a las religiosas, llamadas Hijas de María Auxiliadora, para que puedan ir a habitar en aquel edificio a fin de atender a las muchachas, como ya se lo concedió a las que dan clase junto a la iglesia de Valdocco. En segundo lugar, delegar a una persona para que inspeccione la capilla señalada, y, 1 Una carta del padre Testa a don Bosco declara un poco las muchas aventuras que pasó el Oratorio de Chieri, en sus principios (Apéndice, doc. 51) (**Es13.597**))
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