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((**Es13.584**) No hemos encontrado la respuesta; pero el padre Nardi, que formaba parte por entonces de aquella pequeña comunidad, dice que nunca advirtió que el Director ejerciese aquel cargo, y que, de haberlo ocupado, no habría dejado de darse cuenta. Es muy probable que don Bosco se lo desaconsejase. En efecto, el año anterior, para moderar ciertos entusiasmos de don José Vespignani 1 por la misma cuestión, le había observado: -No es ése nuestro espíritu. Nosotros sólo buscamos que nos dejen trabajar con los jóvenes; abstengámonos, por tanto, de la política. En cualquier cosa que no sea trabajar con los niños, nosotros estamos fuera de lugar. Para bien entender estas palabras, hay que tener presente que por aquel entonces la Acción Católica, no solamente andaba a la mira de la difusión de los principios cristianos en la sociedad, con la ejemplaridad de la vida y el cuidado de los intereses religiosos; sino que, como en Italia los poderes públicos legislaban abiertamente contra la libertad de la Iglesia y los derechos de la Santa Sede, resultaba, en consecuencia, que la juventud católica se lanzaba también a la arena política en defensa de la fe: era, por lo demás, un campo en el que ninguno podía impedirles entrar en medio de aquel gran batallar de partidos. ((**It13.685**)) Don Bosco, en cambio, no quiso nunca saber nada de política. Allí donde podía, acogía con gusto a los socios de la Juventud Católica para funciones y manifestaciones religiosas, les animaba a hacer el bien, pero sin inmiscuirse en sus actividades. Este su objetivo de quitar impedimentos para hacer el bien, nos explica también algún consejo que él dio sobre esta materia. El conde Víctor Thaon de Revel, hermano de Pablo, Duque del Mare, había terminado el bachillerato en el colegio de Valsálice. Cuando se licenció, preguntó a don Bosco si debía inscribirse en la Juventud Católica, que entonces aparecía. Se detuvo un momento el Siervo de Dios, para reflexionar, y bondadosamente le respondió: -No, no te inscribas. Dada la condición de tu familia y tu intención de ingresar en la diplomacia, podrás hacer el bien, preparándote para esta carrera. Si te inscribes, encontrarás dificultades. Al narrar el suceso a don Felipe Rinaldi, exclamaba el Conde: -íEstá claro que don Bosco veía a lo lejos! De no haberle escuchado, ciertamente no habría logrado hacer mi carrera. Hay otro hecho que nos permite comprender, cada vez mejor, qué directivas prácticas seguía don Bosco, en las complicaciones entre la 1 J. VESPIGNANI, Un anno alla scuola del B. D. Bosco, pág. 26. (**Es13.584**))
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