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lograron; ((**It13.682**)) pero,
un buen día llególe al Director una comunicación
ministerial que, en concreto, venía a decir: que
los Salesianos se uniformaran a las leyes, si
abrían escuelas en Lucca, y que, por cuanto de
ellos dependiese, no ocasionaran desórdenes. Pero,
llegaban instrucciones secretas al Gobernador para
que se informase de, si en los sermones a los
muchachos, se fomentaban malas ideas contra el
Gobierno.
Y he aquí que, un domingo por la mañana, entró
en la iglesia un jefecillo de orden público
disfrazado, a tiempo de que iban a empezar las
funciones. Para no llamar la atención de los
muchachos, le tocó estarse de rodillas durante las
oraciones, la misa y el sermón, que trató del
pecado. No podía salir porque estaban cerradas las
puertas y no se atrevía a abrirlas o pedir que se
las abriesen; cuando todo terminó, puso pies en
polvorosa y no se dejó ver más por allí.
Los Salesianos, aunque tan poquitos y tan
jóvenes, ya se habían adueñado del campo. <> Es la verdad que el
Oratorio navegaba a velas desplegadas; los fieles
acudían también al confesonario del Director: pero
se requerían refuerzos.
<> No les amedrentaban las
persecuciones. Añadía el Director: <>no es, acaso, señal de una
protección y benevolencia especiales de Jesús y de
María Auxiliadora? 1.
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Atraídos por la curiosidad, algunos sacerdotes
iban a observar y decían a los Salesianos que les
querían ayudar; mas, al contemplar a aquellos
muchachos <>, unus post alium abierunt, todos
se retiraron. Pero, antes les decían a los
Salesianos que se hicieran querer, y, al proferir
estas palabras, trazaban con la mano en el aire el
gesto de quien reparte
1 Carta, 16 de julio de 1878.
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