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No sucedía lo mismo con otro periódico de
Lucca, denominado El Progreso, el cual,
aprovechando la ocasión de la demostración
descrita y de informaciones aparecidas en la
Reforma, del 11 de julio, y en el Telégrafo del
14, aseguraba a sus lectores que sí, que
verdaderamente <>; pero que, <>,
escondían <>. <((**It13.681**))
también del hecho de que unos conocidísimos
''sanfedisti'' 1 son los que les han traído aquí y
les protegen: que verdaderamente pertenecen a una
orden no religiosa, pero políticamente
reaccionaria, que se ganó la expulsión de todas
partes y que, hasta un Papa suprimió, como enemiga
conocida de todo bien social y de todo progreso
civil. A la sombra de una libertad que insultan a
diario, intentan hoy insinuarse aquí embaucando a
los muchachos, prometiendo limosnas y ayuda, para
poder después, aprovechándose del dominio de la
juventud, y, por medio de ésta, de las familias,
propalar sus ideas subversivas y buscar prosélitos
para la reacción...>> Y después de este paso,
llegaba a la conclusión de: <> En otra parte
del mismo número se injuriaba a la Autoridad
porque toleraba a un Jesuita que predicaba
<> y que se
permitía <> contra las instituciones.
Semejantes artículos atizaban el fuego en la
Sociedad Mazziniana y sacaban de quicio al
ministro protestante; no debe, por tanto, extrañar
que se promoviese una recogida de firmas de
protesta para enviarla al Ministerio de
Gobernación. Emisarios de una y otra parte
recorrieron la ciudad en busca de ellas. El éxito
fue escaso: unos quinientos nombres de hombres y
mujeres, de personas reales e imaginarias, de
gentecilla y de gentualla, como después se supo.
El Gobierno Civil creyó prudente detener la lista.
Pero, mientras tanto, los buenos no quisieron ser
menos. Aconsejados por el Obispo, promovieron
también la suya, y encargaron de ella al periódico
católico Il Fedele, que, en muy poco tiempo,
recogió cerca de ocho mil adhesiones. Nunca se
supo qué
1 Durante la república partenopea (de Nápoles)
y después de su caída (1 729), se llamaron
sanfedisti (santurrones) los soldados napolitanos,
guiados por el cardenal Rufo para la reconquista
de Nápoles; el nombre se derivó de Santa Fede,
porque se combatía por la santa fe, contra los
principios revolucionarios propugnados por los
republicanos; después se llamaron así todos los
enemigos de la revolución francesa, del
<> (sociedad secreta patriótica
italiana) y de la sectas; y finalmente, todos los
enemigos de las nuevas ideas de libertad e
independencia italiana, por cuanto éstas se
oponían a la Iglesia.
(**Es13.581**))
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