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Queridísimo don Bosco, le hablo con entera
libertad: si usted no hace el pequeño sacrificio
de venir aquí (a La Spezia), me parece que esto
irá para largo o se resolverá muy poco; ruégole,
por tanto, encarecidamente este favor. Compadezca
((**It13.670**)) el
gran deseo que tengo de ver plantado cuanto antes
en este lugar un dique frente al creciente peligro
de esta pobre juventud, y contra el preponderante
torrente de la indiferencia y de la
incredulidad>>.
Don Bosco envió a don Miguel Rúa, que vio la
situación y refirió sus observaciones al Obispo
desde Turín 1. Visitó tres lugares: la nueva casa
parroquial, un piso de la calle Marsala y una
nueva edificación, junto al templo protestante en
construcción. El primero tenía diecisiete
habitaciones y un pequeño patio; el segundo ocho
habitaciones con un alquiler de unas setecientas
liras al año; el tercero no tenía patio, pero sí
espacio para iglesia, escuelas y vivienda, por dos
mil doscientas liras de alquiler. Don Miguel Rúa
prefería la casa rectoral próxima a la parroquia.
Además, al exponer a don Bosco sus impresiones,
observó que faltaban todavía muchas cosas, y que,
es más, no había nada preparado. Se encontraba
presente Don Juan Garino, que lo oyó y atestiguó
por escrito. El Siervo de Dios preguntó a don
Miguel Rúa, en piamontés:
->>Pero hay un fui_t (cazo) para cocer un par
de huevos?
Don Miguel Rúa respondió que sí. Y añadió don
Bosco:
-Así, ya se puede ir y montar la casa.
El Obispo no contaba con la casa rectoral,
porque no podía estar terminada antes de seis o
siete meses; él se inclinaba por la casa de los
hermanos Chiappetti, que era el tercer edificio
visto por don Miguel Rúa y tenido por el más a
propósito. El propietario no tenía ninguna
dificultad en realizar, durante los trabajos,
todas las modificaciones posibles, con tal de que
don Miguel Rúa le enviase un croquis indicando la
disposición de los aposentos 2. Don Miguel Rúa lo
envió. Entonces el vicario foráneo de La Spezia,
don Angel Bruschi, determinó dicha casa por
encargo del Obispo 3, situada en la calle Aranci;
pero, hasta que ésta fuese habitable, había que
tomar en alquiler un alojamiento en otra parte. Ni
que decir tiene que los trabajos se aceleraron lo
más posible: se quería que todo estuviera
dispuesto para primeros de noviembre 4. ((**It13.671**)) Don
Bosco tenía sus ojos puestos, uno en La Spezia
1 Carta, 27 de agosto de 1877.
2 Carta a don Miguel Rúa, 3 de septiembre de
1877.
3 Carta del Obispoa don Miguel Rúa, 10 de
septiembre de 1877.
4 Carta del Obispo a don Bosco, 4 de octubre de
1877.
(**Es13.572**))
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