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salesiano; pero, >>dónde encontrar los medios,
precisamente en aquellos días de crisis bancaria
cuando faltaba el dinero? Con aquella idea fija en
la cabeza fue el misionero, poco tiempo después, a
Roma y habló de ello con Pío IX, el cual,
conmovido ante tan tristes condiciones, le
respondió:
-Sí, sí, yo escribiré... yo escribiré a don
Juan... íSomos muy buenos amigos! 1.
El Padre Santo escribió directamente, pero no a
don Bosco, sino a monseñor José Rosati, obispo de
Sarzana, de quien dependía La Spezia, y le
manifestó su augusta intención de entregar
mensualmente quinientas liras, apenas supiera que
había una casa religiosa a propósito dispuesta a
ocuparse especialmente de la juventud en La
Spezia. El Obispo escribió inmediatamente a don
Bosco 2: <((**It13.669**)) el
suyo, que atendiese a los muchachos, y, dentro de
los posibles, se dedicara también con la
predicación o instrucciones y la administración de
los sacramentos a la población, sería, sin duda,
lo que querríamos para La Spezia, y, si no pudiere
abarcarlo todo, siempre haría un gran bien>>. Era
como poner alas a los pies; porque don Bosco
pensaba en La Spezia hacía tiempo, y ahora más que
nunca, al saber que los protestantes estaban
levantando allí su iglesia. Trazó, pues, a don
Miguel Rúa la respuesta con estas dos frases:
<>.
El Obispo quedó muy satisfecho. Buscó
rápidamente un local, pero no lo logró. Don
Domingo Battolla, el párroco, pareció querer poner
a disposición de los Salesianos la vivienda que él
ocupaba y que debía abandonar para pasar a la
nueva rectoral en construcción o hasta la misma
casa parroquial, si fuera necesario. Había también
otro edificio grande en construcción; pero, se
dudaba que pudiese estar acabado para noviembre y,
además, habría que pagar un elevado alquiler. El
Obispo, apurado por la impaciencia de hacer y las
dudas de la elección, volvió a escribirle 3: <(**Es13.571**))
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