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tenido la dicha de poderle conocer, pero reconozco
al Padre por las obras del Hijo>> 1. Y entendía
referirse al director don José Scappini.
El nuevo Superior sufrió muchas tribulaciones
durante los dos primeros meses. Ya no se podían
ocultar tantos desórdenes al público, el cual
quedaba escandalizado. Hubo que despedir del
Instituto a ocho hermanos y a unos veinte
empleados. Extirpado lo peor de la cizaña,
comenzóse a gozar algo de paz. Merece alabanza el
hecho de que, para cada medida de esta clase, no
movía una paja sin aconsejarse antes con el
director espiritual don José Scappini. Pero iban
apareciendo en el camino desagradables obstáculos
que impedían al Instituto renacer y volver a
florecer. Algunos hermanos, a través de cautelosos
manejos con influyentes personalidades externas,
creaban continuos estorbos so apariencia de celo.
Monseñor Fiorani se dejaba llevar al retortero por
un criado suyo, a quien prestaba demasiada fe, y
por algún otro, que, aunque tenía buena intención,
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de buen criterio y acababa por hacer ver lo blanco
negro, proporcionando grandes disgustos al pobre
don José Scappini. Este, por su parte, aunque
sufriendo lo suyo, tenía que dar ánimos al hermano
Monti, que, atribulado también, sólo encontraba
apoyo en él. <>.
No queremos dejar en el olvido una frase del
Beato que resulta oportuno recordar aquí, aun
cuando la profiriera en otra ocasión. Se la dijo
al coadjutor Barale, cuya fiel cooperación tanto
apreciaba el buen Padre. Preguntó un día Barale a
don Bosco si, ante las graves dificultades del
presente y las amenazadoras incógnitas del futuro,
no pensaba deshacerse de la fábrica de papel
adquirida en Mathi, y el Siervo de Dios le cerró
la boca contestando resueltamente:
-Cuando don Bosco ha puesto la mano en una
empresa, no es hombre para pararse a mitad de
camino.
>>No es una prueba de ello el asunto de los
Conceptinos? Habíase comprometido al famoso
experimento contra su voluntad, si es lícito
pensar así, pues juzgaba que era expediente
ineficaz; pero se había comprometido y empeñado de
aquel modo y desarrollaba en aquel sentido
lealmente su actuación sin echar pie atrás, ni
moderar la marcha ante las contrariedades que le
venían del desacertado sistema y, al mismo tiempo,
sin perder de vista la forma de solución que él
creía
1 Véase Apéndice, doc. 3.
2 Véase Apéndice, doc. 4.(**Es13.54**))
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