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tuam praedestinasti. Y estas palabras no son
exageradas: ciertamente serán coronados con el
Intra in gaudium Domini tui, que para todos
vosotros pido y deseo de corazón.
Terminado que fue el discursito y recibida la
bendición, salieron los oyentes al patio, donde
rodearon a don Bosco y se entretuvieron con él,
durante casi una hora. A partir del 1878, se
celebraron semejantes reuniones dos veces al año,
doquiera hubiese un grupo de cooperadores con su
decurión. El Boletín no dejó nunca de avisar a los
lectores sobre la misma en los números de enero y
de mayo, publicando después, donde era oportuno,
lo que se había dicho y hecho en los diversos
centros.
El Siervo de Dios don Miguel Rúa, que vio por
sus propios ojos y ayudó por igual al desarrollo
de la institución, expuso en los Procesos
canónicos qué pretendía el Beato Padre al crearla
y organizarla. Tres cosas, dijo, llevaba él en su
mente: dar satisfacción ante todo a un deber de
reconocimiento hacia los bienhechores de sus
obras, procurándoles la participación de todos los
favores espirituales de la Pía Sociedad Salesiana;
animar, además, a todos a la perseverancia en
favorecer sus obras y buscar siempre nuevos
bienhechores; finalmente, unir a sus bienhechores
y bienhechoras, constituyéndolos como otros tantos
ayudantes del propio párroco y, por su medio,
ayudantes del propio Obispo y, por tanto, en otros
tantos hijos devotos de la Suprema Cabeza de la
Iglesia 1. La triple finalidad se ha cumplido,
como lo demuestra palpablemente la realidad.
1 Positio super virtutibus. Summarium, n.° III
&&652-3.
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