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que no se dejasen abatir por la tristeza, aunque a
veces no se viese el fruto de sus buenas obras,
pero que se consolasen con el pensamiento de ser
ellos la buena simiente que ciertamente produciría
frutos saludables; que no se dejasen, finalmente,
amedrentar por los peligros y las persecuciones,
sino que, como los fuertes, se mantuviesen
constantes hasta la muerte.
Se cantó a continuación el motete Panis vivus;
impartió el Eminentísimo Vicario la bendición con
el Santísimo Sacramento y se disolvió la reunión.
Aquella misma tarde escribía don Bosco a don
Miguel Rúa: <>.
Quiere decir, sin duda, en la historia de la
Congregación; mas, >>y por qué no también en la
historia de la Iglesia?
Después del <> del 9 de mayo de 1876,
esta conferencia, presidida en Roma por el Vicario
del Papa, fue casi la <> de la Pía
Unión de los Cooperadores. Aquel día hizo la Obra
su ingreso triunfal en el campo de la actividad
católica. El nuevo ejército, desmesuradamente
crecido, abrió, por todas partes, los caminos a la
Congregación, sostuvo en todo tiempo sus
actividades y la defendió sin descanso en todas
las batallas. Por consiguiente, si, en los anales
eclesiásticos, la Congregación Salesiana ha
conquistado un puesto nada despreciable, la
asociación de los Cooperadores, reafirmada
entonces in facie Ecclesiae, tiene todos los
títulos para condividir el honor y el mérito.
No cause, pues, maravilla si el diablo intentó
meter los cuernos. Don Juan Turchi, que asistió a
la conferencia, ((**It13.621**)) hizo
de ella dos informaciones para los periódicos de
Turín. Mandó una al Emporio Popolare, dirigido por
el padre Vasco, jesuita; pero, al presentarla éste
al Arzobispo para obtener la facultad de
imprimirla, se la negó. Tenían orden de que todo
cuanto se refería a don Bosco fuese presentado
previamente a Monseñor. L'Unit… Cattolica, por el
contrario, publicó la otra; pero, se supo que el
teólogo Margotti no salió de ello indemne.
Tampoco monseñor Ighina, canónigo a la sazón y
rector de los seminarios de Mondoví, publicó en su
Apologista un resumen del artículo aparecido en
L'Unit… por miedo a disgustar al Arzobispo, el
cual se había quejado de que el periódico hubiese
aceptado y publicado el Reglamento de los
Cooperadores. La razón de tales oposiciones, y lo
declaró el mismísimo Monseñor, procedía de que él
creía que aquella clase de escritos iba dirigida
contra él. Por lo demás, nos hace saber
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