((**Es13.524**)
aparece no sólo en su primera circular, sino
también en el primerísimo número del Boletín.
Allí, bajo el ((**It13.612**)) título
<> se
presenta a los socios una <> de cuál
debía ser su actividad. El párroco de un pueblo
próximo a Turín se lamentaba del escaso número de
muchachos que asistía a la catequesis. Había
intentado muchos medios para atraerlos; pero no
había logrado su propósito. Tuvo entonces una
idea. Había en el pueblo algunos que, lo mismo que
él, eran Cooperadores salesianos. Los reunió en la
casa parroquial, les presentó el problema, les
explicó los tristes resultados de la indiferencia
religiosa de la juventud y rogó le ayudaran. Los
Cooperadores se dieron a ello: iban por las casas
de sus conocidos y, con la excusa de hacerles una
visita o de tratar algún asunto, entraban en el
precioso tema y no encontraban serias dificultades
para persuadir a aquellas buenas gentes. Otros más
valientes iban por las casas y oficinas de
personas desconocidas. Resultó que, en poco
tiempo, llegaron casi a cuatrocientos los
asistentes a la catequesis. Pero, entonces se
presentó un nuevo contratiempo: >>dónde encontrar
catequistas para tantos muchachos? Le sacaron del
apuro los mismos que habían recogido a los
alumnos, porque empezaron a ayudar a su pastor:
unos manteniendo el orden, otros enseñando el
catecismo durante toda la cuaresma. Así resultó
que un puñado de colaboradores, con un poco de
buena voluntad y también alguna incomodidad,
obtuvo un fruto abundante y duradero, según
escribía después el buen párroco. He ahí, pues, un
ejemplo de cooperación salesiana que presentaba el
órgano oficial desde sus principios y bajo la
mirada de don Bosco, a los socios de la pía unión.
Pero no consistía todo en afianzar la
asociación: había que preocuparse también de su
expansión. La idea por sí misma hallaba aceptación
en todos los ambientes. <<íCuántos hay, escribía
un ex alumno del Oratorio, que se glorían de haber
sido nombrados Cooperadores de los Salesianos!>>
1.
Ese <> manifiesta la forma que
generalmente empleaba don Bosco para ganar nuevos
adeptos a la Asociación.
((**It13.613**)) En la
mayoría de los casos no aguardaba a que le
hicieran la petición; le bastaba suponer que no
encontraría resistencia por parte de los buenos
seglares o eclesiásticos, que él conocía solamente
de nombre, para enviarles, sin más preocupaciones,
un diploma de nombramiento juntamente con el
reglamento. El diploma decía así: <(**Es13.524**))
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