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((**Es13.522**) a sostenerlo, con la plena confianza de que durante el año corriente será terminada al menos la iglesia. MEDIOS Vosotros, beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, preguntaréis dónde se pueden encontrar tantos medios para sostener tales obras de beneficencia. Yo pongo de nuevo toda mi confianza en vuestra caridad. Dios nos ayudó en el pasado, en mentos muy difíciles; él seguirá ciertamente inspirándonos generosos propósitos, y poniendo en vuestras manos los medios para realizarlos. Y, como al presente, nos encontramos en la necesidad de preparar ropa y alimentos para los muchachos internados en nuestras casas, se ha pensado con la aprobación de la autoridad civil hacer una pequeña rifa de algunas pinturas y diversos objetos de arte antiguos, ofrecidos para este fin benéfico. Se enviará una pequeña cantidad de boletos a cada uno de los Cooperadores, y espero que los podáis adquirir para vosotros, o, al menos, distribuirlos entre algún caritativo pariente o amigo. De todo se os informará, a su debido tiempo, a través del Boletín. Entre tanto, venerados e insignes bienhechores, aceptad mi más vivo agradecimiento que, juntamente con todos los salesianos y jóvenes atendidos, os ((**It13.610**)) tributamos con toda el alma. Os guardaremos gratitud eternamente, mientras Dios os tiene preparado un premio imperecedero. En la iglesia de María Santísima Auxiliadora, en todas las iglesias, en todas las casas salesianas se elevan mañana y tarde plegarias al cielo, a fin de que Dios os conceda mucha salud y vida feliz, dé paz y concordia a vuestras familias, prosperidad a vuestros negocios y fertilidad a vuestros campos. En fin, nuestras oraciones suben al cielo, invocando las divinas bendiciones sobre vosotros, para que, después de pasar días felices y tranquilos en esta tierra, vayáis todos a gozar del fruto de vuestra caridad en lo más alto de los cielos. De un modo particular se encomienda a las plegarias de todos al Sumo Pontífice, León XIII, nuestro primer Cooperador; a todos los que trabajan para el bien de la santa Iglesia; a los Cooperadores que, durante el año, fueron llamados por Dios a la otra vida. Y, en fin, encomiendo mi alma a la caridad de vuestras oraciones, asegurándoos que siempre seré, en Jesucristo. Vuestro atto. y s. s. JUAN BOSCO, Pbro. Estas relaciones que, año tras año, ponían a los Cooperadores al corriente de las cosas, cautivaron más y más la simpatía hacia don Bosco y su Congregación. Otra hermosa costumbre contribuyó a aumentar tales simpatías, y fue la de saber los Cooperadores que, en la Congregación, se hacían abundantes plegarias en favor de los socios difuntos. El Boletín invitaba a sufragar sus almas, dando amplias noticias necrológicas de los más notables y una nota necrológica de todos los demás. La primera lista de cooperadores difuntos apareció en el número correspondiente al mes de junio de 1878, con la siguiente (**Es13.522**))
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