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también la gran satisfacción de haber apartado, no
a centenares, sino a millares de jóvenes de los
peligros y hasta de la misma cárcel, colocados en
el buen camino, preparados para seguir los
senderos de la virtud y al mismo tiempo
habilitados para ganarse honradamente el pan.
Otra obra que excitó la solicitud común fue la
iglesia y el instituto de San Juan Evangelista.
Los trabajos de albañilería han llegado a la
techumbre, y esperamos continuar las obras en la
próxima primavera.
Para sostener todas estas obras se necesitaron
serios sacrificios personales y económicos. Pero
la ayuda de la divina Providencia, a través de
vuestras manos, no nos faltó. Y debéis estar
satisfechos por la santa finalidad a la que se
dedicó vuestra beneficencia, y por los frutos
morales y materiales que de ella se obtuvieron en
favor de las almas y de la sociedad civil. Este
fue también el gran pensamiento que movió la
inagotable caridad del Sumo Pontífice, León XIII,
a quien Dios guarde sano y salvo largos años para
socorrernos. Al informarse de nuestros graves
apuros, tuvo a bien enviarnos la generosa limosna
de dos mil liras, acompañadas de la paternal y
consoladora carta, que más abajo encontraréis. Nos
faltaban todavía diez mil liras para efectuar la
nueva expedición de misioneros, y la caridad de un
Cooperador Salesiano nos proporcionó esta
cantidad. Este generoso cristiano quiso esconder
su nombre en el anonimato; pero, acompañando a su
ofrenda incluyó un escrito con las siguientes
palabras: <>.
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Bendiga el cielo el heroísmo del piadoso donante y
concédale amplio galardón en la vida presente y el
premio de los justos en la vida futura.
Con estas ayudas, se pudo efectuar la
expedición de nuevos misioneros, dotarles del
equipo que les era indispensable, y hacer algunas
provisiones necesarias para los que ya ejercen el
sagrado ministerio en aquellas remotas regiones.
COSAS QUE SE PROPONEN PARA EL AÑO
1879
Varias son las cosas que se proponen para el
año nuevo. La primera, emplear todos los medios
materiales y morales, que nos sea posible, para
promover las catequesis parroquiales, y todas las
demás obras en favor de la juventud abandonada y
en peligro. Se trata de librarlos de los riesgos
que les son inminentes, de hacer el mal, de las
mismas cárceles; se trata de convertirlos en
honrados ciudadanos y buenos cristianos.
Otra cosa a recomendar es la Obra de María
Auxiliadora, que tiene por finalidad cultivar las
vocaciones de adultos al estado eclesiástico. La
casa principal está en el hospicio de San Vicente,
en Sampierdarena. Ya se han obtenido frutos
consoladores. Ya hubo un número considerable de
ellos que determinaron su propia vocación y
volvieron a las respectivas diócesis, mientras
otros eligieron el estado religioso y algunos, las
misiones extranjeras.
La iglesia de San Juan con su internado anejo,
puesto que es un homenaje que los Cooperadores
Salesianos rinden a la gloriosa memoria de Pío IX,
debe animar a todos
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