((**Es13.506**)
no quería dar pábulo a las habladurías de los
periódicos con motivo de que sus hijos hubieran
sido presentados a don Bosco 1.
Pero había que proveer también a la bendición
ritual que acostumbra asociarse a la colocación de
la primera piedra. El Siervo de Dios, que, a pesar
de los pesares, mantenía continua relación con
Monseñor, personalmente y por escrito, acudió a él
el 19 de julio; tenía también una invitación de Su
Excelencia, manifestándole que deseaba tener con
él <>. Don Bosco aprovechó
la ocasión para hablarle de aquella ceremonia. Al
día siguiente le escribía el Arzobispo: <((**It13.590**)) y
colocación de la piedra angular de la nueva
iglesia de San Juan en esta ciudad, como de algo
próximo. Como es mi intención celebrar yo mismo
esta sagrada ceremonia, de acuerdo con las
prescripciones de las leyes eclesiásticas
litúrgicas; y como quiera que, por otra parte,
tengo otras funciones que cumplir, ruégole me
indique, lo antes posible, poco más o menos, el
día en que habrá de celebrarse esa función
sagrada, a fin de poder disponer mis cosas>>.
Aún no habían pasado veinticuatro horas,
cuando, volviendo a pensar en ello, tornó a
escribirle que: <>.
A don Bosco no le había pasado por la mente
realizar él personalmente la sagrada ceremonia;
pero no debieron faltar los acostumbrados
murmuradores, que ocasionaron esta cartita.
1 El reverendo Violino, hombre de espíritu
noble e imperturbable, cuando Amadeo tuvo que
trasladarse a Roma con la familia, se eximió
elegantemente de ir con ellos y se retiró a vivir
en Mondovì. El Príncipe no solamente no se
molestó, sino que siguió pasándole sus honorarios
y, habiendo vuelto algún tiempo después a Turín,
le volvió a llamar.
(**Es13.506**))
<Anterior: 13. 505><Siguiente: 13. 507>