Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.491**) se pudieron pagar grandes deudas. Cuando aún no se conocía la última voluntad del difunto, se ordenaron en el Oratorio sufragios especiales por el descanso de su alma, ya que siempre había sido bienhechor, amigo y padre de los Salesianos. Más aún, el mismo día 28, fueron los clérigos a su palacio para los oficios fúnebres, alternándose de cuatro en cuatro cada hora, y recitando cada grupo el oficio de difuntos y el rosario entero ante el cadáver. Don Bosco, que apenas si podía tenerse en pie, había ido a ver al enfermo en las últimas horas. El Barón, aunque ya no diese señales de conocer a los que le rodeaban, salió como de un sopor al sonido de su voz, demostró alegría por su visita y recibió con visible satisfacción su santa bendición. El Siervo de Dios guardó siempre el más grato recuerdo del barón Bianco. Poco antes de morir, sacó del cajón del escritorio una fotografía y se la entregó ((**It13.572**)) a don Juan Bautista Lemoyne sin decir nada. Lemoyne la tomó, la contempló y dijo: -Es el retrato del barón Bianco. -Sí, es el retrato de un gran amigo mío, respondió el Beato con las lágrimas en los ojos. Lemoyne quería devolvérselo. -No, dijo don Bosco, tenlo tú, guárdalo. Don Juan Bautista Lemoyne interpretó aquellas palabras como si quisieran indicar que le tocaba a él perpetuar la memoria de un bienhechor tan insigne. Verdad es que la forma empleada por don Bosco en aquel instante impresionó al futuro biógrafo, que vio en aquel gesto algo misterioso. Fue el barón Bianco uno del abundante número de nobles piamonteses que tanto se distinguieron por su amor a la Iglesia y su devoción al Papa. También él, al llegar los nuevos tiempos, para no traicionar la conciencia, se retiró de todo asunto palaciego o público, dedicándose únicamente a favorecer con generosidad a la Santa Sede y a los pobres. Son muy dignas de nota para nosotros algunas de las expresiones que él dejó en su propio testamento, fechado al 22 de enero de 1877. Después de nombrar a don Bosco, a quien llama su <>, heredero universal y declararse <>, prosigue así: <>. Sin embargo, las malas lenguas encontraron, si no en esto, en otras cosas, tema donde meterse. Corrieron las más fantásticas habladurías (**Es13.491**))
<Anterior: 13. 490><Siguiente: 13. 492>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com