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mañana hubiese él enviado los jesuitas al Espíritu
Santo, toda una turba de gente de la cáscara
amarga habría revuelto el Hospital antes de
cerrarse el día, pidiendo frenéticamente la
expulsión de los Padres, y también se dignó añadir
que, puesto que los salesianos habían dado una
buena prueba, no se veía la necesidad de llamar a
otros.
-Id, dijo después al Prelado, y decid vos mismo
a don Bosco que estoy contento de él; decidle que
lleve él la dirección y que mande venir pronto a
sus hijos. Es más; quiero que cada salesiano
reciba su sueldo de la administración del
Instituto y se le provea de todo lo necesario.
El Padre Santo ya había dicho también a persona
de su confianza:
-íBuscan todos los medios para hacerme quedar
mal! íEl pobre don Bosco es generoso y hace todo
lo que puede!
Y no paró ahí el Papa. Para evitar que
maledicencias, entremetimiento o molestias de
cualquier clase enredaran la obra del Beato,
estableció que el Director salesiano de los
Conceptinos dependiera directamente del Papa y
que, una vez al mes, acudiese normalmente a
audiencia.
Don Bosco se alegró muchísimo de esta
disposición por el provecho que de ella podía
sacar la Congregación para la gestión de sus
asuntos.
El deus ex machina 1 que movía todo esto era
monseñor ((**It13.47**))
Fiorani, comendador del Espíritu Santo. Ante
cualquier motivo, manifestaba cada día más algunas
de sus opiniones personales que no se conciliaban
con las intenciones manifestadas por el Papa. Su
punto capital radicaba en que debía haber dos
dirigentes con el título de Visitadores
Apostólicos, uno en la persona de don Bosco para
lo espiritual y otro en la de Monseñor para lo
material. >>Pero cómo hubiese podido vivir una
familia de tal suerte, con dos cabezas? Don Bosco
estaba convencido de que la reforma del Instituto
de aquella manera era como querer escribir en el
agua. Quería hablar seriamente de ello con el
Papa; pero ya no le fue posible obtener audiencia,
de modo que hubo de resignarse a concluir las
negociaciones por medio del mismo monseñor
Fiorani. En definitiva, éste le notificó que era
voluntad del Papa que se llegase a la conclusión
de aquella división de poderes. Cuando don Bosco
oyó esto se calló y aceptó el experimento.
Decimos experimento, porque él consideró
siempre como transitorio tal estado de cosas, ya
que por lo menos lo creía ineficaz para el
1 Locución latina, para señalar, en sentido
figurado, a una persona capaz de resolver
situaciones difíciles y complejas. (N. del T.)
(**Es13.49**))
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