((**Es13.45**)
quien ya se habló 1, que se encontraba de
guarnición en Viterbo. Organizó una veladita en la
que hizo cantar el Huerfanito y Limpiachimeneas
acompañado con la guitarra.
((**It13.42**)) Por fin
el 1 de febrero, se despidió de los hermanos y
amigos de Magliano y partió para Florencia. En
esta ciudad se detuvo hasta el día 3 del mismo
mes, hospedándose en casa de la piadosa y
caritativa marquesa Uguccioni, aún profundamente
afligida por la muerte reciente del esposo.
En la mañana del 4 se encontraba en Turín,
donde fue recibido en el Oratorio, como de
costumbre, en medio del mayor júbilo.
Dos días después de su llegada, el Siervo de
Dios volvía a Roma en sueños; sueño profético que
contó privadamente a los directores reunidos para
las conferencias anuales.
Ofrecemos el relato del mismo tal como lo
escribieron inmediatamente después de oírlo, don
Julio Barberis y don Juan B.t¦ Lemoyne.
Hay que hacer notar que el Eminentísimo
Cardenal Mónaco La Valetta, Vicario de Su
Santidad, después de la muerte del Cardenal
Patrizi, había rogado a don Bosco que enviase
algunos salesianos a dirigir el Hospital de la
Consolazione, que surge a poca distancia del Foro
Romano. Aunque la escasez de personal era grande,
don Bosco, siendo la primera vez que el nuevo
Cardenal Vicario pedía un favor a la Congregación,
deseaba ardientemente complacerlo. La noche del 7
de febrero, habiéndose retirado a descansar el
Siervo de Dios, obsesionado con este pensamiento,
soñó que se encontraba en Roma.
Me pareció que me encontraba de nuevo en Roma;
me dirigí inmediatamente al Vaticano sin acordarme
del almuerzo, ni de pedir audiencia, ni de otra
cosa alguna. Mientras me encontraba en una sala he
aquí que llega Pío IX y se sienta a la buena de
Dios y en plan de amigo en un sillón o canapé que
estaba junto a mí. Yo, maravillado, intento
ponerme de pie y rendirle los homenajes
consiguientes; pero él no me lo permitió, sino que
con la mayor premura me obligó a que me sentase a
su lado, comenzando inmediatamente el siguiente
diálogo:
-Hace poco que nos hemos visto.
-En efecto; hace pocos días, le contesté.
-De ahora en adelante nos veremos con más
frecuencia porque hay muchas cosas que tratar.
Entretanto, decidme: >>qué habéis hecho ya desde
que partisteis de Roma?
-Ha habido poco tiempo; se han reanudado varios
asuntos que quedaron interrumpidos a causa de mi
ausencia y después se pensó en lo que se podría
hacer en favor de los Conceptinos. Mas he aquí que
me llega una petición del Cardenal Vicario,
rogándome que nos encarguemos de la dirección del
Hospital de la Consolazione. Es la primera
petición que nos hace dicho Cardenal y querríamos
complacerle, ((**It13.43**)) pero,
al mismo tiempo, nos sentimos abrumados por la
falta de personal.
1 Véase volumen XI, pág. 104.(**Es13.45**))
<Anterior: 13. 44><Siguiente: 13. 46>