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germánico, Bismarck, afimó que no se podía haber
hecho mejor elección. Don Bosco no dejó pasar las
veinticuatro horas, sin expresar por carta sus
devotos sentimientos al nuevo Vicario de
Jesucristo.
Beatísimo padre:
La elección extraordinaria de V. S. como cabeza
suprema de la Iglesia llenó a todos los católicos
de gran satisfacción. A los muchos hijos adoptivos
se asocian humildemente, pero de la manera más
afectuosa y respetuosa, los salesianos o
religiosos de la Pía Sociedad de San Francisco de
Sales.
Esta Congregación ha sido aconsejada, dirigida
y aprobada por la veneranda memoria de Pío IX,
pero necesita todavía de la protección de V. S.
para poder alcanzar la estabilidad necesaria para
promover la mayor gloria de Dios.
Todos postrados y unidos en un solo corazón y
una sola alma, veneran, reconocen al sucesor de
San Pedro, cábeza suprema de la Iglesia, y Vicario
de Jesucristo en la augusta persona de V. S.;
todos ((**It13.486**)) los
salesianos y los muchachos a ellos confiados,
ofrecen con afecto filial, trabajos, cuidados,
bienes y vida, ya sea en Europa, ya sea en las
misiones de América, cuando V. S. juzgue servirse
de su obra.
Con la máxima veneración y con inalterable
entrega piden la apostólica bendición, al tiempo
que en nombre de todos y por vez primera tiene el
incomparable honor de poder postrarse a los pies
de V. S.
Roma, 21 de febrero de 1878.
Su afmo. y
agradecido hijo
JUAN BOSCO, Pbro.
Rect. mayor de
los Salesianos, de la
Congr. Salesiana
El día 23, sábado, León XIII concedió la
primera audiencia pública a un nutrido grupo de
peregrinos franceses, que acudían a la tumba de
Pío IX y a los pies de su sucesor. Estaban
reunidos en la parte lateral que da a poniente, de
la segunda galería. Habían sido admitidas en las
antecámaras pontificias muchísimas personas para
asistir al paso del Padre Santo mientras iba allá:
estaban entre ellas don Bosco y su secretario.
Salió el Papa con su séquito, desde el apartamento
del Secretario de Estado. Cuando llegó cerca de
don Bosco, monseñor Cafaldi, maestro de cámara
provisional y ceremoniero pontificio, le dijo:
-No sé si Vuestra Santidad conoce ya a don
Bosco.
Y el Papa respondió:
->>Quién no conoce a don Bosco? Es conocidísimo
por su gran celo.
Y después, volviéndose a don Bosco, añadió:
-He oído que queréis abrir también alguna casa
aquí...
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