((**Es13.409**)
Además, con fecha 8 de enero próximo pasado,
publicó una Circular en cuyo apartado 8 dice:
<>.
Los regulares establecidos en Turín han
declarado no estar sujetos a esta disposición; por
consiguiente nosotros nos encontramos en la dura
alternativa de actuar diversamente a los otros, o
de arriesgar la suspensión de todos los confesores
salesianos que ejercen el sagrado ministerio en
aquella diócesis.
((**It13.476**)) Con
fecha del día 12 del mismo mes se repartió una
pastoral, que los Párrocos deben publicar; los que
la han leído afirman unánimemente que es
continuación de la del 4 de agosto del 1877 y ven
claramente dos alusiones perjudiciales para la
Congregación Salesiana, a saber, que nosotros
hacemos una violencia moral para inducir a
nuestros alumnos a hacerse religiosos.
El mismo Arzobispo hizo ya esta acusación y la
dirigió a la Santa Sede con aserción completamente
gratuita, y nadie podrá jamás aducir ni sombra de
prueba.
Con la otra alusión mencionó los colegios a los
que deben los párrocos dirigir los muchachos
estudiantes y dice que éstos sólo suministran
clérigos al seminario mayor; mientras que (no)
nombra siquiera tres colegios nuestros que, desde
1847 a 1877, han proporcionado las tres cuartas
partes del clero actual de la diócesis de Turín.
Se me dice que se están preparando otras
publicaciones del mismo género.
Mientras, con la máxima veneración, expongo
esto a V. E. creo cumplir un estricto deber
ofreciendo mi humilde, pero encarecido ruego, a V.
E. y por su mediación al Emmo. Cardenal Prefecto,
para que se dignen emplear su eficaz autoridad
para levantar la suspensión que desde hace seis
meses, sin motivo y sin forma canónica, gravita
sobre el Rvdo. don José Lazzero, Rector de la Casa
Madre de Turín.
Al mismo tiempo que cese la negativa de las
sacras órdenes a los clérigos salesianos, para
remediar la actual penuria de sacerdotes de la
Congregación. Por último sean declaradas sin
efecto las cartas amenazadoras de suspensión al
mismo Superior General de la Congregación
Salesiana.
Estas medidas son indispensables para devolver
la calma a los pobres salesianos, que están
realmente desalentados y molestos en su trabajo
por el bien de las almas, que precisamente desean,
y del que hay grande y sentida necesidad.
Con el más profundo respeto y la máxima
consideración tengo el alto honor de rofesarme,
De V. E. Rvma.
Roma, 4 de febrero de 1878.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Pero la muerte de Pío IX tenía que producir muy
pronto el estancamiento de los asuntos. Las
rosáceas esperanzas del restablecimiento de su
salud fueron alimentadas por las descripciones de
la audiencia concedida el 2 de febrero a los
párrocos de Roma y a los representantes de los
cabildos y de las órdenes religiosas para el
((**It13.477**))
acostumbrado
(**Es13.409**))
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