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((**Es13.408**) Así que don Bosco no volvió a ver vivo al angélico Pío IX. De aquí se deduce hasta dónde llegaba en Roma la acción de sus opositores. Pero él tuvo otras pruebas de ello. El Arzobispo de Sevilla, monseñor Joaquín Lluch y Garriga, había ido a verle para pedirle que abriera una casa salesiana en su diócesis. Don Bosco le contestó que condescendería a su deseo, si le obtenía de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares la comunicación de los privilegios. -Eso es facilísimo, respondió el Prelado. -No lo crea tan fácil, replicó don Bosco. -íYa lo verá! Yo le obtendré en seguida ese favor. Se presentó al cardenal Ferrieri y le habló de ello como quien está seguro de su éxito. Pero el Prefecto de la Sagrada Congregación le cortó la palabra con un - íNo! - muy seco y, sin decir más, le volvió las espaldas. El mismo Cardenal había ya dicho a Su Santidad: -íSi quieren conceder los privilegios a don Bosco, aguarden a que yo muera! La imposibilidad de hablar directamente con el Cardenal ((**It13.475**)) Prefecto agravaba cada día más la situación del Siervo de Dios, que, aun sin esperar el juicio eficaz sobre toda la controversia, necesitaba urgentemente evitar algunos daños. El reciente calendario diocesano de Turín contenía disposiciones nuevas y remachaba otras anteriores, que violaban la autonomía legítima de la Congregación; algún hecho reciente difamaba a los salesianos ante el clero de la archidiócesis; hacía seis meses que duraba la irregular e incómoda suspensión de don José Lazzero; quedaban siempre en pleno vigor las cartas episcopales que conminaban la suspensión al mismo don Bosco. Por todos estos motivos, el Beato, no teniendo mejor partido que tomar, envió a monseñor Bianchi, arzobispo de Mira y secretario de la Sagrada Congregación, que estaba de su parte, una memoria o súplica acompañada con los oportunos documentos. Excelencia Rvma.: Con verdadero pesar tengo que notificar a V. E. Rvma. que el señor Arzobispo de Turín no desiste de las disposiciones que, aunque onerosas para todas las corporaciones religiosas, lo son en medida excepcional para la Congregación Salesiana. La Santa Sede prohibió a este prelado divulgar nada referente a nuestras actuales controversias. Monseñor Gastaldi recurrió a publicaciones oficiales como el Calendario litúrgico y las pastorales. En el de este año aprueba las advertencias y decretos de años pasados y añade otros nuevos. Quiere entrar en la administración interior de las casas religiosas y, por consiguiente, turbar la preciosa autonomía, que liga a éstas con la Santa Sede, que las aprobó y de la que deben depender directamente. Adjunto copia auténtica de estas Observaciones y Decretos. (**Es13.408**))
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